Se equivocó Zapatero, se equivocaba. Nos dijo que no había crisis, se empecinó en ignorarla, se equivocaba, se equivocaba. Creyó que el paro era poco, que la crisis no era nada, se equivocaba, se equivocaba; que nosotros somos tontos, que la gente no pensaba, ¡se equivocaba, se equivocaba! Él se emborrachó en su ego, en La Moncloa se encerraba; se equivocaba, se equivocaba. Y continuó mintiendo y nos puso a Rubalcaba; se equivocaba, se equivocaba. No quiso admitir errores, cambió todo su programa; se equivocaba, se equivocaba. Ha rebajado pensiones y nacionalizará las cajas; se equivocaba, se equivocaba. Confundió tipos con topos, palabrería con palabra, democracia y patriotismo, talante y promesas vanas; se equivocaba, se equivocaba. Habló con los terroristas, casi nos los mete en casa; se equivocaba, se equivocaba. Anunció que seguiría, también que se retiraba; se equivocaba, se equivocaba. Él se quedó en su burbuja, nosotros sin esperanza; se equivocaba, se equivocaba.
Bueno, supongo que ya se habrán dado cuenta de que yo como rimador disto bastante de los grandes poetas, pero pensando en lo mucho que se “equivocó la paloma” he querido compararlo con lo mucho más que se ha equivocado Zapatero. Y como la lista se haría interminable, sólo expongo unas cuantas cosas. Ha dicho esta criatura que el PP no puede ganar las elecciones porque, sencillamente, no se lo merece. Eso es discutible; pero lo que está fuera de toda duda es que quien por sus muchos e inmensos errores, por su falta de integridad democrática para saber retirarse a tiempo, por su tozudez en llevar a España al despeñadero y por su permanente capacidad de mentirnos no se merece ganar otra vez, es precisamente él: el que va a Sevilla para mantener su silla, el que en Sevilla no es capaz de comprometerse ni siquiera a depurar responsabilidades por la corrupción de Mercasevilla. Ese es ZP, el del falso talante y escaso talento, el que nos engaña siempre. Por eso, y por mucho más, se equivocaba, se equivocaba.
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