miércoles, 16 de febrero de 2011

Retomar La confianza en Espana

No hay mejora alguna en la percepción que en el exterior se tiene de España como destino de la inversión, a pesar de que durante casi un año se ha cambiado el rumbo de la política económica y se han iniciado reformas de manera acelerada". Esta es la conclusión preocupada que destila un alto directivo de una multinacional española, y que ha motivado la búsqueda de soluciones privadas que contribuyan a mejorar la imagen que los mercados financieros y la comunidad internacional de los negocios tiene de España. Una imagen de un elevado grado de riesgo que contrasta con la posición de primer nivel que tienen la gran mayoría de los proyectos empresariales de las sociedades que componen el Ibex 35 en el mundo, así como otras compañías no necesariamente cotizadas.

Para combatir este escepticismo generalizado que despierta la economía española, cerca de una veintena de grandes empresas, además del Instituto de Empresa Familiar, preparan un Consejo Empresarial para la Competitividad, que está en fase de constitución como asociación exclusivamente empresarial, y que será presentada en sociedad en un futuro inmediato, seguramente antes de que concluya este mismo mes.

Entre las empresas que formarán parte del citado consejo están los dos grandes bancos nacionales privados (Santander y BBVA), Telefónica, Inditex, El Corte Inglés, Iberdrola, las constructoras ACS, Ferrovial o Acciona, además de Repsol, Inditex, Planeta o Criteria, o el propio Instituto de Empresa Familiar.

Este órgano que nace como un generador de documentación y promotor activo del diálogo tanto con el Gobierno español como los Gobiernos extranjeros, así como con cuantas instituciones públicas tengan que tomar decisiones que afecten a la imagen y economía españolas (sindicatos, patronales, organismos internacionales), tendrá una presidencia rotatoria, que recaerá siempre en el primer ejecutivo de alguna de las empresas que componen el citado consejo empresarial.

Colaborar y no suplantar

La fórmula jurídica que adoptará esta iniciativa empresarial no está del todo determinada, pero se limitará a una asociación de empresas con el único propósito de "colaborar con todas las instituciones para mejorar los intereses de España ante el mundo", y "en ningún caso tratará de suplantar la labor institucional de asociación alguna".

Fuentes empresariales consultadas por este periódico y conocedoras de la iniciativa aseguran que "la situación de España no se corresponde en absoluto con la imagen que de su economía tiene ahora la comunidad internacional de los negocios", pero que pasa una pesada factura a los proyectos empresariales de las corporaciones españolas, "especialmente cada vez que tienen que renovar sus líneas de financiación, en las que tienen que cargar con la prima de riesgo de España, pese a tener en muchos casos mejor rating que el propio reino de España".

Las empresas que componen el Consejo Empresarial para la Competitividad aseguran que "hay que colaborar con quien haga falta para sacudirse cuanto antes el factor de riesgo que acompaña ahora a la economía española". Descartan, en todo caso, que el citado Consejo sea un lobby, ya que "ninguna de las empresas que lo formarán tienen ningún interés particular en recuperar determinada posición, sino que solo le embarga el interés colectivo de mejorar la imagen de España, puesto que con ella mejorará la proyección de las empresas españolas en el exterior".

Las compañías esperan poner a disposición del debate nacional e internacional sus análisis compartidos de la situación, así como la proyección de sus experiencias internacionales, ya que todas ellas tienen negocios fuera del país, y en todos los casos con innegable éxito.

Del riesgo-país al riesgo-empresa
Las grandes empresas españolas, especialmente las cotizadas, han detectado cómo sus valoraciones en los mercados bursátiles han descendido en 2010 de forma casi generalizada, pese a que proyectos de otros países con posiciones menos consolidadas en los mercados internacionales han registrado fuertes revalorizaciones, por el simple hecho de llevar el sello de otra nacionalidad. El deterioro de la imagen de España en el exterior, reflejado gráficamente en la prima de riesgo de las emisiones del Tesoro, se ha trasladado, se ha contagiado, a las empresas made in Spain.

Así, tanto entidades financieras como empresas industriales o de servicios han chocado con un sobrecoste en sus refinanciaciones, fuese cual fuese la solidez de su cuenta de resultados o su posición en los mercados en los que operan. Aunque tras determinadas decisiones del Gobierno puestas en marcha desde mayo pasado las empresas han encontrado alivios puntuales a sus apuros financieros, fuentes empresariales aseguran que sigue existiendo un sustrato de pesimismo hacia España que no termina de disiparse.

Estas empresas valoran genéricamente las reformas emprendidas por el Ejecutivo. Pero quieren aprovechar sus experiencias exteriores de gestión para defender los activos tangibles e intangibles de España en materia económica, que ha pasado de ser considerada un ejemplo de rigor, crecimiento y expansión exterior, a tener cuestionada, injustificadamente, hasta la confianza en su capacidad de responder a las obligaciones financieras.

La iniciativa que arrancará en los próximos días no defiende otros intereses que aquellos que vayan a recomponer la imagen de España en sus financiadores; pero carecen de toda vinculación con cualquier institución gubernamental, al contraria que alguna otra iniciativa ensayada y fracasada hace ya al menos un año.

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