lunes, 14 de febrero de 2011

José Amedo contra Garzón

"Garzón es uno de los hombres más canallas y perversos que andan por este país"


José Amedo, ex subcomisario de Policía, está convencido de que el escándalo político-jurídico del caso del chivatazo a ETA es otro de los asuntos que guardan numerosas similitudes con la guerra sucia de los GAL. Esta desvergüenza también se produjo bajo el mandato de un Gobierno socialista y con unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuya cúpula está imputada en la Audiencia Nacional por el juez Pablo Ruz.

-¿Qué similitudes destaca entre los GAL y el Faisán?
-En cuanto a la escala de mando son las mismas. Me refiero a las directrices. Una decisión de ese calado político en plena negociaciones con la banda terrorista no se asume ni por un director general de la Policía ni por un ministro del Interior. Esas resoluciones se decretan al máximo nivel político.

-¿A quién se refiere cuando habla de responsables al máximo nivel?
-A José Luis Rodríguez Zapatero y a Alfredo Pérez Rubalcaba. Cuando se está inmerso en una actividad terrorista para reconducirla, transformarla o evitar que siga adelante, lógicamente el máximo responsable de la lucha antiterrorista es el presidente del Gobierno.

-De momento, hay tres policías imputados y el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, no va a ir a declarar a la Audiencia Nacional...
-Este secretario de Estado de Interior es simplemente la correa de transmisión y nada más. No puede tomar esa decisión, jamás. Ni aproximarse. Ya no hablemos del jefe superior de Policía de Bilbao.

-Entonces, Camacho tampoco tomó la decisión del chivatazo...
-Insisto en que el máximo responsable de la lucha antiterrorista de un país es su presidente del Gobierno.

-¿Qué mensaje les enviaría a los policías que están imputados?
-A los funcionarios de la seguridad del Estado, del nivel que sean y que estén implicados en estos hechos, les digo que tomen nota de los que nos sucedió a nosotros con el GAL.

-¿Qué quiere decir?
-Simplemente que estén ojo avizor porque todo indica que en unos meses habrá un cambio político de otro signo y como no actúen con diligencia y astucia se verán acorralados, encarcelados, con la pérdida de su empleo y olvidados por los políticos que les mandaron. Ellos se encargarán de protegerse. Ya digo, similitudes absolutas con la cadena de mando.

-¿Qué opina de la instrucción que hizo el juez Baltasar Garzón del ‘caso Faisán’?
-Como en otras ocasiones, el juez de la Audiencia Nacional se ha prestado al servicio de los intereses políticos. Es más, recientemente se ha dicho que el Gobierno de Zapatero lo ha querido colocar de asesor para el Gobierno colombiano.

-¿Qué opinión le merece la carrera de Garzón dentro de la judicatura?
-Es uno de los hombres más canallas y perversos que andan por este país. Se ha servido de la toga para conseguir fines netamente políticos.

-¿Qué le parece que Garzón tenga, ahora, tres querellas en el Tribunal Supremo?
-Este juez tiene que probar su propia medicina y lo que sabemos de él es muy poco todavía. Durante sus años de ejercicio profesional ha hecho muchas chapuzas. Recuerdo cuando en 1994 me llamó a su despacho en la Audiencia Nacional y, tras unos saludos rutinarios como “qué bien te veo...”, me preguntó: “¿Te han indultado?”. Yo le contesté: “¿Te han hecho ministro?”. En ese día me presionó para que me pusiera de su lado para acabar con los socialistas. Y es que el juez había averiguado extrajudicialmente unas cuentas de las que se habló en Suiza.

-¿Cree que el magistrado Pablo Ruz tendrá la suficiente independencia para investigar hasta el final el Faisán?
-Fundamentalmente va a depender de la actitud de los funcionarios policiales que cumplieron las órdenes de sus superiores.

-¿Por qué?
-Porque no sería nada bueno que se enfrenten entre ellos. Que los políticos no lo consigan. Y que vayan a por quienes les dieron las órdenes porque si no, van a caer en la misma dinámica en la que caímos nosotros.

-Entonces, ¿es una decisión política?
-Sin ningún género de duda. Es una orden política al más alto nivel. Solamente los torpes pueden pensar que eso no es así. ¿Cómo van a tomar ellos las decisiones? No tiene sentido. Es imposible. Son los intereses del Gobierno en la negociación con ETA.

-¿Cuál es el modo de actuar de los políticos con respecto a los policías implicados?
-Al principio comenzarán con promesas de todo tipo. Como, por ejemplo, que te van a facilitar la defensa, que no te preocupes por nada, luego un indulto, etcétera. Posteriormente, comenzarán con presiones en general y finalmente acabarán acorralados. En otras palabras, procesados y con entrada en prisión.

-¿Qué le parece la actual tregua de ETA?
-La banda terrorista ya no tiene recorrido. No tiene mano de obra. Ahora, está compuesta de gente sin capacidad política, procede de las herriko tabernas, de las ikastolas, vamos, sin formación. La sociedad vasca está saturada del problema de ETA.

-¿Entonces?
-La tregua de ETA forma parte del apaño que los políticos se han montado durante años para acabar con la banda de una forma u otra. Ahora bien, el brazo político sí tiene más recorrido. El Gobierno quiere apuntarse el tanto de esa reconducción política.

-Toda su carrera profesional ha estado ligada a la lucha antiterrorista. ¿Cree que todo lo que hizo, en general, ha servido para derrotar y acabar con ETA?
-No me cabe la menor duda; he salvado unas cuantas vidas. No obstante, hay que situarse en aquellos años y pensar que he visto morir a mucha gente asesinada por ETA. Mire, la primera vez que me quisieron matar fue en 1973 el jefe del comando Vizcaya, luego lo intentaron en 1981 y en 1987 Santi Potros mandó a uno de los comandos a ejecutarme con un rifle con mira teles-cópica. También intentó acabar con mi vida un año más tarde en Vitoria un colaborador de la cúpula de Batasuna que, además, trabajaba para mí. Luego, cuando salí de prisión, también quisieron asesinarme, según consta oficialmente.

-¿Cómo pudo eludir ese peligro constante?
-Yo tenía la gran ventaja de que me había criado entre ellos y tenía una cobertura especial. Poseía una conexión con conocidos y una red de control en el sur de Francia.

-Pero ¿sirvió para algo?
-Para que el Estado francés, que daba una cobertura total y absoluta a los que asesinaban en España, colaborase con el Gobierno español. Sirvió para que tuviera un problema en su territorio y reaccionase.

-Francia era el santuario de etarras...
-Las autoridades francesas estuvieron mucho tiempo sin hacer nada. He visto cosas bochornosas: cómo, por ejemplo, en una feria de un mercado se pagaba el impuesto revolucionario; cómo alternaba gente que venía de matar de España con los policías franceses.

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