martes, 30 de octubre de 2012

Juan Ramón Rallo

'La que nos impide salir de la recesión es la peor de las burbujas: la política'
9 comentarios ALFONSO BASALLO
El autor de 'Una alternativa liberal para salir de la crisis' propone austeridad pública y liberalización del sector privado.
  • Esta es la receta que propone este doctor en Económicas, profesor y ensayista. Sólo tiene un problema: los políticos no se la compran. ¿Por qué será?
    -¿Nació vd. liberal o se hizo?
    -Me hice con Losantos, Hayek y Huerta de Soto.
    -Y cree que su receta es la mejor para sacarnos...
    -Es las más sensata y eficaz.
    -¿No se apoya en prejuicios ideológicos?
    -Se apoya en cifras y observación de la realidad.
    -Esta no puede ser peor: 5,7 millones de parados.
    -Y el déficit disparado y la economía sin reestructurarse.
    -Vd. no habla de una sino de tres burbujas.
    -La financiera, la inmobiliaria y la estatal.
    -Propone vd. que las pérdidas de la Banca no recaigan sobre el contribuyente.
    -Sino sobre los acreedores y accionistas.
    -Y la burbuja estatal, ¿se reduce con menos Estado?
    -El Estado sólo genera deuda y gasto.
    -¿Pero la culpa de todo no la tiene el capitalismo?
    -La tiene el intervencionismo estatal.
    -Le recuerdo que eran los bancos los que daban créditos a granel.
    -Recuerdo que lo hacían espoleados y amparados por los Bancos Centrales.
    -Ergo...
    -La codicia fue espoleada por el intervencionismo.
    -¿Y cómo salir de la pesadilla?
    -Con austeridad del sector público y liberalización del sector privado.
    -¿Más austeridad?
    -El Estado aún puede recortar 135.000 millones.
    -¿Cargándose el bienestar?
    -Racionalizándolo, reduciendo grasa.
    -Pero las pensiones...
    -Son el intervencionismo y el despilfarro quienes las han puesto en peligro.
    -Bajar impuestos, ¿es la panacea?
    -Bajar impuestos sólo es que te dejan de robar.
    -¿Y todas esas recetas funcionan?
    -Mire los países bálticos: su recuperación ha sido espectacular.
    -Es un caso aislado.
    -Hay más: Singapur, Suiza, Australia...
    -Y de la Unión Europea, ¿nadie?
    -Sólo Alemania.
    -¿Y el resto? ¿No es casualidad?
    -No es casualidad: es la Europa del intervencionismo y del subsidio.
    -Si tan buena es la receta liberal, ¿por qué no se la compran?
    -Porque hay una burbuja peor que las otras.
    -Déjeme adivinarla... ¿la de los políticos?
    -Así es: tienen una maraña de intereses creados.
    -¿No quieren que salgamos de la crisis?
    -Lo que no quieren es renunciar al intervencionismo.
    -¿Por la erótica del poder?
    -El gasto del poder.
    -Y qué propone vd. ¿La anarquía?
    -No; propiedad privada y contratos.
    -Y si no, ¿nos despeñamos por el abismo?
    -España debe decidir qué quiere ser: Suiza o Argentina. 
  • Quedarse en España para pagar Impuestos!!


    “¿Para qué quieres quedarte en España? ¿Para pagar impuestos?”

    “¿Para qué quieres quedarte en España? ¿Para pagar impuestos?”
    El profesor y catedrático de sociología Mauro F. Guillén. (Fundación Rafael del Pino)
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    No cabe duda de que el mundo está abierto a un escenario de enormes incertidumbres, pero hay algunas certezas, a las que los gobernantes deberían prestar atención. Con el ánimo de aportar algo de luz al convulso panorama económico y social que nos espera vivir en lo que queda de siglo, los reconocidos investigadores sociales Emilio Ontiveros y Mauro F.Guillén han unido fuerzas para presentar un ensayo de título explicito, Una nueva época. Los grandes retos del siglo XXI (Galaxia Gutenberg /Círculo de lectores), que presentaron ayer en la Fundación Rafael del Pino de Madrid.
    Cuando se abordan estos tipos de temas, suele haber una importante desconexión entre el mundo académico y el político. Pero aún mayor es la desconexión de estas esferas con la ciudadanía, que no sabe muy bien a qué atenerse. Mauro F. Guillén, catedrático de la prestigiosa escuela de negocios Wharton School –oriundo de Oviedo, pero residente en Estados Unidos–, que ha atendido a El Confidencialtras la presentación del libro, es claro al respecto: “En una situación como la actual, hablas de todas estas cosas globales, macrotendencias, qué es lo que puede ocurrir o no, y el error es pensar que eso no tiene nada que ver con el día a día y con las decisiones que tenemos que tomar aquí mañana. Y no es que tengamos que tomar decisiones a largo plazo, es que tal y como veo la situación en España, si los parámetros son los que tenemos –seguir con el Euro, seguir en Europa– aquí no hay una salida que podamos tomar nosotros por nuestra cuenta”.
    Cada vez que mencionas el envejecimiento de la población se ve como un tema menor y se discute la actualidad, del mañana inmediatoAlemania no parece, de momento, dispuesta a colaborar, y tal como están las cosas sólo hay una cosa que los ciudadanos españoles puedan hacer para mejorar su situación: emigrar. Guillén insiste en que la situación puede ser todavía peor, cuando se manifieste el gran problema demográfico al que tendremos que enfrentarnos tarde o temprano: “Cada vez que mencionas el envejecimiento de la población se ve como un tema menor y se discute la actualidad, del mañana inmediato. Pero claro, si no nos preparamos ya, dentro de 10 o 15 años, teniendo en cuenta el crecimiento tan bajo que tenemos, y con un desempleo estructural tan alto… ¿Quién va a pagar el sistema? Además, hay un problema añadido. La gente joven se está dando cuenta del problema y se está yendo. Si yo me quedo aquí no sólo no tengo trabajo ahora, es que si tengo trabajo voy a tener que pagar impuestos muy altos para financiar el sistema. La ecuación para la gente joven preparada en estos momentos no es sencilla. Todos los términos de la ecuación les está diciendo que se vayan a otro sitio. ¿Para qué quieres quedarte aquí? ¿Para pagar impuestos?”.
    Guillén sabe muy bien lo que es emigrar. A finales de los 80 fue a Estados Unidos a estudiar el  doctorado. No volvió. Hoy es el segundo español más citado en artículos científicos del mundo, y dirige el instituto de management y estudios internacionales de una prestigiosa escuela de negocios. En su opinión, la situación dista mucho de parecerse a la actual, en su día volvieron muchos, hoy no va a volver nadie: “Allí nos quedamos muy pocos. Era una época de alto paro. Yo me fui en el 87, antes de que cayera el desempleo, pero había oportunidades aquí, me fui a formarme y me quedé, pero por otras cuestiones. La decisión interesante a analizar es porque hubo gente que se fue en los 90 y volvieron. Y lo hicieron hasta hace dos o tres años. Porque aquí había espacio, había crecimiento, había perspectivas. Te viene muy bien que la gente se vaya fuera, pero si luego vuelven. El problema es que ahora muchos de los que hemos formado aquí, pagando impuestos entre todos, se están yendo, porque no hay oportunidades. Eso es lo que hace todavía más grave la cuestión. Reduce un poco la presión sobre el mercado de trabajo pero se van los mejores, no los peores. En cada tipo de ocupación. Y de momento no van a volver. Es preocupante”
    Luchando contra la incertidumbre
    Para Guillén es necesario que los gobiernos cooperen para buscar soluciones conjuntas a los grandes retos que plantean la economía y la sociedad actual. El problema es que, ahora mismo, muchos países tiene las manos completamente atadas: “Los únicos países que cuentan en el contexto financiero y económico global, y que pueden ayudar a encontrar una solución, que a su vez facilite que cada país individual, incluido España, pueda salir adelante, son tres o cuatro. No son más. EE.UU. China, Alemania –no la Unión Europea, pues no es un actor que hable con una sola voz– y Japón, que ya no tiene tanto peso, pues cada vez está más enfocado en sus problemas, que son muy grandes. No tenemos un grupo de países que se entiendan entre sí. Y esto es un problema. Si no se entienden entre sí estos cuatro países, ninguna de ellos individualmente tiene el suficiente peso, o la suficiente proyección y capacidad de persuasión para decir ‘esta es la solución’ y que los demás les sigan. Ni siquiera EE.UU. o China”.
    Cuanto antes tenga problemas Alemiania, mejor, para que se den cuenta de que están siguiendo unas políticas ridículasEs evidente que existe un problema de índole política. Faltan líderes que sepan aportar una visión global, de conjunto, pero faltan también, insiste Guillén, instituciones adecuadas, a nivel nacional y global: “Está claro que los políticos están errando, y no sólo ellos, sino más bien las propias instituciones que emplean los políticos. Claramente, una de las víctimas de esta transición bien puede ser el sistema de partidos políticos, o algunos partidos concretos. Lo que hemos visto en Europa son votantes muy dispuestos a llevarse por delante a líderes. Es muy posible que Merkel sea la única que haya sobrevivido y personalmente estaríamos mucho mejor si ella no estuviera aquí, francamente, porque no sabe tomar ninguna decisión que ayude al resto de Europa para ir por un camino un poco más constructivo. Está demasiado enfocada en tomar decisiones para contentar a ciertos grupos influyentes de Alemania que apoyan a su partido, y no está tratando de elevar su punto de mira para tratar de hacer algo como país excedentario, país acreedor y mayor economía de la zona euro. Cuanto antes tenga problemas Alemiania, mejor, para que se den cuenta de que están siguiendo unas políticas ridículas. Es uno de los países del mundo a los que les va mejor, pero no es un país que vive aislado, tiene que comerciar para que le vaya bien. Podrían aumentar los salarios de sus trabajadores, para que vinieran más de vacaciones aquí, compraran más cosas. No lo entiendo. Alemania no está a la altura de las circunstancias. No está dando una visión de conjunto”.
    Luchando contra el juego de suma cero
    En una partida de ajedrez uno de los contrincantes gana solo a costa de que el otro pierda. Es lo que se conoce como un juego de suma cero: la ganancia de uno de los participantes se corresponde exactamente con las pérdidas del otro. El mundo, por suerte, no funciona como una partida de ajedrez. Hay situaciones en las que todos ganan, y los países pueden apostar por colaborar entre ellos en busca de soluciones que sirvan a todos.
    Si los países no toman decisiones coordinadas, podemos entrar en un panorama de suma cero en el cual, para salvarme, tengo que conseguir que el otro se hundaEl problema es que, en situaciones como está, hay países que pueden apostar por jugar al jaque mate, y Guillén cree que nadie sería capaz de evitarlo: “Hay signos, o señales, que hacen pensar en que la probabilidad de que el mundo entre en una guerra comercial o de monedas es del 20 o 25%. Eso nos llevaría al desastre. Sobre todo en un momento en el que no hay un foro efectivo, que funcione, para que las grandes economías del mundo eviten que esto ocurra. Si los países no toman decisiones coordinadas, podemos entrar en un panorama  de suma cero en el cual, para salvarme, tengo que conseguir que el otro se hunda. Es la situación en la que se vio el mundo en los años 30, con la gran depresión. El aspecto más nocivo de todo fue que los países, en cuanto vieron que el desempleo subía y la actividad económica bajaba, empezaron a protegerse. Todos. Levantaron barreras proteccionistas y eso agravo la crisis. No es que la situación fuera de suma cero, pero las decisiones de los países las provocaron. Eso es lo que tenemos que evitar ahora a toda costa”.
    El juego de suma cero es evitable en el plano comercial pero, según Guillén, será muy difícil de evitar en la lucha por la energía y los recursos naturales: “A no ser que tengamos una nueva revolución tecnológica que nos saque del problema, cada vez estaremos más cerca de en una situación de suma cero en recursos. Son finitos y con el crecimiento de las economías emergentes la demanda se dispara. La intensidad de demanda de energía y recursos naturales y materias primas de China es varias veces mayor que la europea, porque esta es, al fin y al cabo, una economía de servicios. China no puede bajar del 7% de crecimiento, que es una locura, porque si no la gente se comerá al Partido Comunista”.
    En África se está forjando, en gran medida, el futuro de la economía globalEn las siguientes décadas, si no se hace nada al respecto, la principal preocupación del mundo volverá a ser la de los primeros homo sapiens: tener algo que comer para sobrevivir. Guillén no tiene ánimos catastrofistas, pero es muy claro sobre el asunto: “En estos momentos hay previsiones fidedignas de que podemos llegar a una situación en la cual el 20 o el 30 % de la población del mundo esté sujeta a crisis recurrentes de agua. La inestabilidad que esto puede producir en un planeta cada vez más poblado es tremenda y con los alimentos pasa lo mismo. El principal empleo del agua es la agricultura, a la que se dedica casi el 80% del agua corriente”.
    ¿Por qué los políticos no se preocupan de esto? “Los problemas del corto plazo son tan importantes en este momento que nadie se va a preocupar por eso”, cuenta Guillén. “Pero una cosa te digo, hace tres días estaba con un inversor, un tipo que tiene una riqueza de más de 100.000 millones de dólares. Me dijo que todo en lo que está invirtiendo desde hace cinco años es en temas agua o alimentación. Es todo en lo que está invirtiendo. Sobre todo en África, donde se está forjando en gran medida el futuro de la economía global”. 

    domingo, 14 de octubre de 2012

    Vídeo José García Montalvo.flv

    Los economistas Robinson (Universidad de Harvard) y Acemoglu (MIT de Massachusetts) han escrito* un luminoso libro en el que explican por qué fracasan las naciones.

    Los economistas Robinson (Universidad de Harvard) y Acemoglu (MIT de Massachusetts) han escrito* un luminoso libro en el que explican por qué fracasan las naciones. Su tesis no es original, pero aplicada al caso español resulta esclarecedora.
    Robinson y Acemoglu demuestran con buena información por qué unos países son prósperos gracias a contar coninstituciones democráticas que procuran el bienestar general, mientras que otros -los más atrasados-, quedan en manos de élites políticas que sólo pretenden su propia satisfacción. La prosperidad de las naciones, vienen a decir, no depende de sus riquezas naturales, sino de la calidad de sus instituciones.
    Ofrecen varios ejemplos. El más evidente se localiza en la enorme frontera que separa a México y EEUU. Al norte, un país rico con instituciones democráticas que funcionan de forma razonable. Al sur, una nación donde la corrupción política ha sido la norma general. Y ponen como paradigma la figura de Antonio López de Santa Ana, que fue presidente de su país en once ocasiones. Durante ese periodo, México perdió El Álamo y Texas y se desangró por una desastrosa guerra con EEUU. No fue un caso excepcional. Entre 1824 y 1867 hubo 52 presidentes en México, la mayoría de ellos después de un pronunciamiento al margen de la Constitución.
    EEUU, por el contrario, disfrutó en ese periodo de una gran estabilidad política gracias a contar con una arquitectura institucional democrática que permitía la separación de poderes e incentivaba la creación de riqueza. Sin duda, como consecuencia de los diferentes modelos de colonización. Mientras que la conquista española convertía a los indígenas en esclavos, los colonos ingleses que llegaron a EEUU cultivaban sus propias tierras. Como recuerdan Robinson y Acemoglu, el resultado fue que entre 1820 y 1845 sólo el 19% de los titulares de patentes en EEUU tenían padres que fueranprofesionales o grandes terratenientes. Si un ciudadano era pobre pero tenía una buena idea, podía conseguir una patente, y ahí está el célebre caso de Edison.
    El célebre inventor tenía muchas más ideas de las que podía poner en práctica. Llegó a disponer de 1.093 patentes registradas a su nombre en EEUU. Muchas se pusieron en marcha y otras no, pero en todos los casos había un sistema financiero que prestaba el dinero. Una idea sin un modelo de negocio no sirve para nada.
    Una cuestión de agenda
    El financiero mexicano Carlos Slim, antes de llegar a ser el hombre más rico del mundo, nunca patentó ni inventó nada. Pero tenía algo mucho más importante para ganar dinero en su país: una buena agenda de contactosNetwork, que dicen ahora los modernos.
    Slim se quedó con la telefónica de México -Telmex- pese a que no ofreció la mejor oferta durante la privatización. Incluso llegó a un pacto con el Gobierno para retrasar el pago de la compra, lo que le permitió adquirir la compañía con los dividendos que generaba la propia Telmex. Es decir, no puso un solo peso en la operación.
    El otro hombre más rico del mundo, Bill Gates, por el contrario, ha amasado su fortuna gracias a la innovación, no a su agenda de contactos, y eso explica en parte los diferentes niveles de renta a un lado y a otro de la frontera. Mientras que en México un monopolio privado ha sustituido a un monopolio público, en EEUU la competencia y la apuesta por la innovación tecnológica ha creado gigantes como Apple o Google.
    ¿Cuál es la diferencia entres ambos países? Sin duda, la existencia de obstáculosde entrada al sistema productivo, lo que provoca una atrofia económica descomunal. Hoy ese el principal problema de la economía española. La existencia de un statu quo imperante que convierte a la economía en un coto cerrado, y que gira en torno a lo que pomposamente se denomina Consejo de Competitividad, una institución sin parangón en un país democrático que actúa a modo de grupo de presión. Y lo hace gracias a un sistema institucional que en lugar de incentivar los cambios sociales los enmudece.
    Hoy nada se mueve si no lo decide apenas un puñado de ejecutivos. Ellos son los que acompañan al rey en sus viajes comerciales, ellos son los que tienen hilo directo con Moncloa, y ellos son los que influyen de manera torticera y vergonzante en los principales medios de comunicación. La crisis ha provocado una concentración del poder económico sin precedentes inmediatos. Y la creación de megabancos que controlan todo el sistema productivo, va en esa dirección. Una mirada al Ibex de hoy se parece como dos gotas de agua al Ibex de hace veinte años, cuando es evidente que la economía ha cambiado de forma dramática.
    En ningún otro país con una arquitectura institucional sana se permitiría que ni uno solo de los primeros ejecutivos españoles haya pagado por la dimensión de la crisis, que también es la suya. Todos y cada uno de los gerifaltes del Ibex siguen ahí, en sus puestos, como si el hecho de que muchas compañías estén al borde la quiebra fuera ajeno a su gestión.
    Probablemente, una de las asignaturas pendientes de la economía española es la calidad de sus altos ejecutivos. Estamos ante un selecto grupo inmune a los cambios sociales y económicos, y que, en muchos casos, se ha mantenido en el machito gracias a una generosa política de dividendos que en realidad ha provocado una descapitalización de sus compañías. ¿Alguien sabe dónde está el dinero que han ganado durante 20 o 25 años algunas grandes empresas que hoy están al borde la bancarrota?
    Lo público y lo privado
    Es curioso que siempre se culpe al sector público de todas las desgracias del país, olvidando que cuando se penaliza a la ‘marca España’ no sólo se saca los colores a los administradores públicos (con razón), sino también a los privados. Incluso se ignora que una parte muy importante de la descomunal deuda exterior que tiene este país -960.000 millones de euros- es de origen privado. Y en particular de algunas de esas grandes empresas que cacarean a los cuatro vientos la necesidad de que el Gobierno pida al rescate.
    El gran problema de la economía española no es que entre en barrena el sector público -el 20% del PIB en términos de consumo-, sino que la crisis del Estado haya contaminado al conjunto del sector privado de tal manera que este sea incapaz de sobrevivir sin esa red clientelar que durante años ha protegido sus negocios.
    Por supuesto que hay algunas anomalías históricas como Inditex o Mango, que han crecido sin mirar todos los días el BOE. Pero, ¿dónde están ahora esos grandes empresarios que se pavoneaban de sus negocios mientras se ponían sueldos estratosféricos ‘de mercado’, como el impúdico Cebrián? Los florentinos se han quedado desnudos, como el emperador, sin el paraguas del Estado. Son sólo farfollacon una deuda de más de 240.000 millones de euros,  tan sólo en el caso del Ibex.
    No es un fenómeno nuevo. Parece seguir viva aquella gloriosa asamblea celebrada el 18 de junio de 1916 en el Hotel Palace, a un paso de Congreso. Los convocados fueron las ‘fuerzas vivas’ del país que protestaban porque el ministro de Hacienda,Santiago Alba, quería imponer una tasa por los beneficios extraordinarios que habían logrado algunos sectores económicos por la neutralidad española en la Gran Guerra. El naviero bilbaíno Ramón de la Sota ofició de maestro de ceremonias, mientras que Cambó, diputado en el Congreso por la Lliga catalana, defendió el derecho a la protesta de sus compatriotas. Como se ve, industriales vascos y catalanes a la vanguardia del progreso económico en el origen de sus fortunas. Aquel aquelarre -que se llevó por delante al propio Alba- fue definido por el periódico El Diluvio, de Barcelona, como la reunión de una ‘plutocracia absorbente y dominadora’. Y en esos estamos un siglo después.
    Un país sometido a élites políticas y económicas que han llevado a España a la ruina en defensa de sus propios intereses. Sin duda porque las instituciones no han funcionado. Sin duda por un déficit democrático que convierte al aparato del Estado en una simple pantomima al servicio de los poderosos. Sin duda por una endogamia que lastra el crecimiento y que ha dejado al país sin modelo productivo.
    *Por qué fracasan los países. Daron Acemoglu y James A. Robinson. Ediciones Deusto 2012.

    Entrevista José García Montalvo - Reforma educativa en España

    José Garcia Montalvo al Maneres de viure de COMRàdio

    josé garcía montalvo, entrevista en idealista news

    ¿Generación perdida? - Todos tenemos culpa (José García Montalvo)

    Los Nuevos politicos


    Guerra de élites: por qué financieros y políticos desconfían unos de otros
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    Raúl se ríe, casi para sus adentros. Acaba de hacer una broma sobre los políticos y las formas en que se hacen ricos, que celebra exhibiendo una mueca irónica. Raúl es de esas personas que siguen la actualidad, que leen la prensa todos los días (sobre todo la digital) y que disfrutan escuchando las tertulias radiofónicas. Posee titulación universitaria, y a pesar de que no es un gran lector (“no tengo mucho tiempo”) tiene un conocimiento apreciable de las ideas que se manejan en nuestra época. Raúl es un pequeño empresario a punto de cumplir los cuarenta para el que la política se ha convertido en algo muy molesto. Ninguno de quienes le acompañan en ese momento, dos amigos con los que se encuentra con cierta frecuencia, está en desacuerdo. En realidad, pocas cosas dan tan por descontadas como el perjuicio que la clase política está causando a España. La explicación que encuentran acerca de nuestros males gira inevitablemente alrededor de la nefasta actuación de los dirigentes públicos y todos están de acuerdo en que bastaría con que actuaran con honestidad y sensatez e hicieran “lo que tienen que hacer” para que España regresara a la onda que nunca debió dejar atrás.

    Los políticos se han forjado un mundo aparte, en el que viven muy cómodos con el dinero público que se meten en el bolsilloEs paradójico, porque gente alejada del espectro ideológico en el que se mueven Raúl y sus amigos posee una comprensión muy similar de la situación. Muchas de las personas que poblaron la manifestación del 25S entendían que el problema real estaba unos pocos metros más allá de las vallas que protegía la policía, en el hemiciclo de ese Congreso parapetado tras la fuerzas públicas. Alberto estuvo allí, y regresó en algunas de las convocatorias posteriores. Me cuenta que la violencia se está magnificando, y que la realidad no está en las carreras tras los manifestantes, sino en los rostros de esos políticos que tenían que protegerse tras las porras de la policía. Se han forjado un mundo aparte, en el que viven muy cómodos con el dinero público que se meten en el bolsillo. Para Alberto, vivimos en un mundo lleno de posibilidades en el que las nuevas tecnologías pueden ayudarnos a desarrollar una democracia mucho más participativa, donde la gente de verdad decida sobre su destino. Pero, para eso, ha de desmontarse un sistema cuyos protagonistas se resisten a perder el chollo, a bajarse de un carro en el que están muy cómodos.

    Lo llamativo, sin embargo, no es tanto hasta qué punto en un contexto de crisis una mayoría de la población comienza a distanciarse de quienes mandan, sino cómo las mismas élites económicas se están separando de los políticos. Lo que uno y otro, un pequeño empresario y un funcionario, señalan, contiene sustancialmente la misma tesis que defendía el ex Merryl Lynch César Molinas en su reciente y provocador artículo sobre las élites  extractivas. Ellos fueron quienes crearon la crisis, ya que sólo pensaron en hacerse ricos (o en “detraer rentas en su beneficio”, lo prototípico de las clases extractivas), y tampoco podemos confiar en ellos para que nos saquen de esta, porque únicamente están pendientes de su autoconservación y son alérgicos a todo lo que suena a innovación, a progreso y a cambio, ya sea en lo político o en lo económico.

    Los políticos se han quedado solos, todos desconfían de ellos. (EFE)

    Sin embargo, esta postura tiene algo de inesperado. En época de crisis, el deterioro de la imagen pública de quienes gobiernan se da por descontado: un grado significativo de descontento popular, articulado a través de protestas en las calles y de un rechazo cotidiano, se entiende parte del panorama. Pero que ese mismo desprecio aparezca entre las élites económicas, cuyos mecanismos de comunicación con el poder político suelen ser fluidos, sí introduce un elemento peculiar. En estos momentos complicados parece que los sectores financieros podrían ser, si no aliados fieles, al menos amigos de conveniencia. Y el movimiento ha sido el inverso, ya que el recelo respecto de los profesionales de la política ha arraigado especialmente de ese entorno. La rapidez con que corrió por esos círculos el artículo de César Molinas subraya hasta qué punto estamos ante un mensaje que ha calado profundamente.

    Ese rechazo revela algo más que una mera situación coyuntural. Que Molinas empleara como concepto central el de la “élite extractiva”, a la que tilda de gran “calamar vampiro” que se alimenta de las burbujas económicas que genera, no deja de resultar llamativo, en tanto se trata de un tipo de argumento que había sido aplicado con frecuencia al sector financiero, y que el economista vuelve hacia los políticos. No es extraño, por tanto, que la contestación que José María Lasalle, Secretario de estado de Cultura, dio en el mismo diario, pusiera los argumentos de Molinas a la misma altura que los del 15M. Si uno tildaba de parásitos a los otros, Lasalle se defendía actuando como si discutiera con perroflautas. En realidad, el episodio no es más que otro eslabón en la cadena de las tensiones que el mundo económico y el político está viviendo en los últimos tiempos. Puede que compartan los mismos foros, pero cada uno desconfía del otro más de lo que indican las sonrisas que lucen en las fotografías en las que aparecen juntos.

    La población castiga el despilfarro de los políticos. (Reuters)

    "Nosotros no nos equivocamos con las hipotecas basura"

    Llamo a un parlamentario popular para que me dé una explicación acerca de este deterioro de la imagen de los políticos. Me atiende amablemente, me emplaza para media hora después. Llamo entonces y no coge el teléfono. Lo intento más tarde, pero ya no habrá manera de ponernos en contacto. Trato de hablar con otro parlamentario, esta vez del partido socialista, y dice que me contestará sin ningún problema, siempre y cuando no aparezca citado. Es una constante: todo el mundo habla sobre el asunto, y no hay demasiado problema en recabar opiniones, pero casi nadie quiere aparecer entrecomillado en el reportaje.

    Me ha ocurrido antes con L. un técnico de primer nivel que lleva mucho tiempo en política, y que ha ocupado distintos cargos, tanto dentro de su partido como en diversas instituciones. L. es alguien que cree en su trabajo, cuyos comentarios no destilan distancia ni cinismo, y con el que he conversado en otras ocasiones acerca de tendencias sociales y de los diversos males que aquejan a España. L. percibe que la antipolítica está cada vez más instalada en nuestra sociedad, y responsabiliza de ello, en una medida notable, a las acciones del partido competidor. Pero entiende que, además, se ha instalado una retórica dañina en la que los datos objetivos no cuentan demasiado. “La gente no sabe que un ministro cobra 3000 euros y, cuando se lo dices, te contestan diciendo que se lo estarán llevando por otro lado”. El peligro, insiste, es que esa retórica también la ha asimilado el ámbito financiero. “Ellos se equivocaron, y se meten con nosotros. Es increíble, porque hoy están ocupando cargos políticos exempleados de Goldman Sachs. Es muy fácil hacer demagogia con los políticos y hablar de que somos las élites extractivas,pero nosotros no nos equivocamos con las hipotecas basura”.

    'La responsabilidad de la crisis es de los financieros y nos echan la culpa a nosotros'

    Llegamos al nuevo mundo 

    Hablo con Paul du Gay, un experto británico que goza de notable predicamento en el norte de Europa gracias a su En elogio de la burocracia (Ed. Siglo XXI), un texto en el que defiende algunas de las virtudes de las estructuras rígidas pasado, como la atribución bien delimitada de responsabilidades o los procedimientos impersonales que tendían a garantizar la igualdad de oportunidades. Du Gay conoce muy bien el ámbito de la gestión empresarial, ya que ha desarrollado buena parte de su carrera impartiendo docencia en escuelas de negocio, y ha estudiado la nueva gestión de las organizaciones públicas británicas, donde el roce entre los criterios financieros y los políticos fue muy habitual. La desconfianza entre ambos sectores está muy arraigada, habiéndose multiplicado durante las últimas décadas.

    Era necesaria una nueva mentalidad que nos llevase a tener contento no al jefe sino al cliente y a comprender que el individualismo está en decadenciaCita como ejemplo las discusiones suscitadas alrededor del programa llamado Próximos pasos, que se puso en marcha en la década de los ochenta en Gran Bretaña, y que recogía diez principios esenciales para reinventar la gestión pública.Hablaba de promover la competencia, de desplazar el control hacia los ciudadanos, de defenderlos mecanismos de mercado, de redefinir a lo usuarios como clientes y de descentralizar la autoridad. Sus diez principios se convirtieron en la guía para cualquier país de la OCDE que quisiera modernizar sus instituciones, ya que inculcaban entre administraciones y funcionarios, prácticas y hábitos típicos de la empresa privada. Los managers pensaban, me asegura du Gay, que había llegado la hora de introducir en las administraciones una mentalidad completamente distinta.

    Esta reacción contra los mecanismos burocráticos había sido liderada por grandes nombres de la consultoría empresarial, como Tom Peters, cuyo En busca de la excelencia se convirtió rápidamente no sólo en un éxito de ventas sino en el texto inspirador de las grandes transformaciones que las firmas desarrollaron en esa época. Dado que el mundo había cambiado y que operábamos en contextos muy distintos a los de los años 50 y 60, las tareas debían acometerse con una nueva mirada. Esa gente que iba al trabajo a cumplir rutinariamente, esos jefes que sólo querían controlar y esas estructuras que primaban el cumplimiento ciego de las normas carecían de sentido en el nuevo mundo. Era necesaria, afirmaba Peters, una nueva mentalidad que nos llevase a tener contento no al jefe sino al cliente, a entender la importancia del trabajo en equipo, a comprender que el individualismo está en decadencia, que el aprendizaje debe ser constante y que nunca nos debíamos lavar las manos ante un problema, aunque no fuese competencia nuestra. Era necesario un cambio de cultura, una tarea que requería nuevos líderes con funciones y habilidades radicalmente opuestas al modelo clásico. La gestión ya no tenía que ver con calcular o planificar, sino con inspirar y motivar, con hacer crecer a tu equipo, con saber navegar en la complejidad y con vencer las resistencias al cambio.

     
    Tom Peters fue el gran inspirador de los nuevos modos de gestión empresarial.
    Bajo estos criterios, la ciencia de la gestión se convirtió en el referente definitivo, también para la empresa pública, pero su implantación no fue pacífica. Hubo que disolver antes muchos problemas, generalmente planteados desde el lado político. Los dirigentes de los partidos hablaban otro lenguaje, lleno de trabas, impedimentos y regulaciones, de consideraciones electoralistas y de visiones ingenuas. Si hacían falta líderes para impulsar una nueva cultura, los políticos no parecían los más adecuados para situarse al frente. El mundo económico quería líderes, pero se encontró, argumentaban los expertos, con personas ancladas en el pasado que no estaban dispuestas a salir de su zona de comodidad y que sólo trataban de vivir lo mejor posible. Es cierto que emprendían reformas, pero solían hacerlo a regañadientes y sin compromiso alguno. El político, afirmaban los expertos de la gestión, tenía sus intereses y sus servidumbres, y eso le llevaba a actuar en muchas ocasiones en sentido contrario al que sería más útil para la sociedad.

    Eso les impedía darse cuenta de cómo tenía que cambiar por completo su perspectiva para conseguir los mismos fines que pretendían. Había que transformar las entidades públicas orientadas a prestar sus servicios de forma burocrática con nuevos criterios que priorizasen la consecución de buenos resultados económicos.Los objetivos y criterios de valoración de las administraciones debían ser financieros y el énfasis debía situarse en la eficiencia, por lo que el director ejecutivo se convertía en una figura de gran importancia, en tanto responsable primero de la contabilidad. Había que eliminar el déficit y ello sin provocar una merma en los servicios, lo cual era del todo posible, según los expertos, porque al mejorar la eficiencia, consiguiendo hacer más con menos, se podía atender las obligaciones políticas e institucionales y, al mismo tiempo, dar cuenta de las financieras.

    Los políticos actuales, por más que utilicen el lenguaje del mercado y que asuman sus principios, no han dejado de ser burócratasEsa misma perspectiva es la que está en juego en las soluciones que se barajan sobre la crisis, pero elevando un par de peldaños las dimensiones de su acción. La crisis de la deuda no exige sólo que las entidades que conforman las administraciones sean gestionadas de otro modo, sino que lo sea el mismo país. Los criterios de responsabilidad financiera, de ausencia de déficit y de cumplimiento puntual de las obligaciones poseen el mismo espíritu que imbuía el Next Steps, ahora aplicados a gran escala. Y también, según los analistas privados, con resultados beneficiosos en todos los ámbitos: en la medida que las cuentas del estado arrojen un balance positivo, se generará confianza en el país, el crédito fluirá a unos tipos adecuados y regresarán las inversiones. De lo que se trata, una vez más, de hacer más con menos, de crear riqueza a partir de un menor y mejor gasto público.

    Pero, para conseguir estos objetivos, ha de operarse una transformación de entidad superior a la que pensamos. Hablamos de un cambio de modelo, no de una pequeña variación en el existente, y eso plantea enormes resistencias. Los políticos deberían convertirse en gestores, orientándose hacia la eficiencia y la rentabilidad más que a la búsqueda de la rentabilidad, y no están acostumbrados a ello. Es algo que les desagrada más de lo que reconocen.

    Esa visión precisa sobre cuál debe ser el comportamiento de los políticos, que se ha consolidado plenamente entre las élites económicas, no deja de ser peculiar, ya que entiende que los dirigentes actuales, por más que utilicen el lenguaje del mercado y que asuman sus principios, no han dejado de ser burócratas que aspiran secretamente a regresar a modos pasados de gestión.

    Los orígenes inmobiliarios de la crisis económica actual José García Montalvo


    Los orígenes inmobiliarios de la crisis económica actual
    José García Montalvo
    (Universitat Pompeu Fabra)
    A estas alturas ya nadie duda de la importancia que el sector inmobiliario ha
    tenido en la detonación y la propagación de la crisis económica actual. El
    origen de los problemas actuales hay que buscarlo en la formación de una
    burbuja inmobiliaria en muchos países y, en particular, en España. Las
    condiciones de partida de dicha burbuja se produjeron a partir de la significativa
    caída de los tipos de interés que  tuvo lugar a finales de los años 90, y la
    simultánea relajación de las condiciones para la concesión de créditos. No
    obstante  la burbuja creció y se propago con rapidez por el contagio de las
    expectativas alcistas de los precios generado por el incremento inicial causado
    por las condiciones del mercado hipotecario que se han comentado
    anteriormente. La apuesta básica de todos los participantes en los mercados
    financieros e inmobiliarios ha sido la misma: el precio de la vivienda no podía
    caer en términos nominales. Dado que todos los agentes estaban realizando la
    misma el riesgo sistémico (no diversificable) de la economía aumento
    drásticamente.
    Pero para entender los fundamentos de los problemas en el sector inmobiliario
    hay que explicar los motivos de la gran intensidad de la crisis actual en el
    sector inmobiliario. El elemento clave es la interacción del supuesto de precios
    de la vivienda crecientes con los incentivos perversos en todos los participantes
    del mercado (¡incluidos los reguladores!). Repasemos los incentivos de los
    agentes (compradores de viviendas, bancos, empresas de rating, emisores de
    bonos e inversores) en un contexto de expectativas crecientes del precio de la
    vivienda.
    Las familias compraron viviendas por un valor superior al que sus sueldos
    podían permitir suponiendo que si el precio seguía subiendo tenían constantes
    ganancias de capital. En Estados Unidos la posibilidad de obtener créditos
    sobre el incremento del valor de la vivienda hacía esta opción todavía más
    atractiva. Además, dadas las condiciones habituales de los créditos
    hipotecarios en EE.UU., en el caso improbable que los precios no crecieran
    tanto como se pensaba, o incluso cayeran, se podía devolver las llaves y zanjar
    la deuda. De esta manera la compra de una vivienda se transformaba
    efectivamente en un alquiler con opción de compra, que se ejercita solo si los
    precios de la vivienda seguían subiendo.

    José García Montalvo es catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra.


    Armagedón, de José García Montalvo en El Mundo


    Ayer por la tarde, y tras lo sucedido a lo largo del día, recordé que en los años de la década prodigiosa española se puso de moda entre los convencidos de la existencia de de una descomunal burbuja inmobiliaria el término Armagedonismo. En algún foro lo definían como «visionarismo de tipo destructivo que dice que tras el estadillo de la burbuja inmobiliaria en España puede pasar de todo… hasta la destrucción completa de la economía».
    Pues bien, ayer parecía que el Armagedón, el término bíblico que evoca el fin del mundo causado por catástrofes, había llegado. La Bolsa caía a plomo y la prima de riesgo se disparaba hasta alcanzar territorio virgen. Cierto que ya hemos vivido muchos días de caída de los parqués y de subida de la prima, pero ayer parecía diferente. Hacía poco que el Bundestag alemán había aprobado el paquete de soporte a la banca española y la UE había acordado el avance de 30.000 millones. Desgraciadamente, como viene siendo habitual en todos estos meses de crisis de la zona euro, las noticias negativas siempre pesan más.
    De repente, que la Comunidad Valenciana pidiera apoyo y que el BCE dejara de aceptar los bonos emitidos y garantizados por Grecia desencadenó la nueva tormenta. Luego vinieron las preguntas y justificaciones expost: que si hacen falta 10.000 millones adicionales de recortes; que de dónde saldrán los 18.000 millones que necesitan las CCAA, y otras en la misma línea.
    Claro que cuando se plantean recortes fuertes la preocupación parece trasladarse hacia su efecto sobre el crecimiento. El Gobierno defiende que sus medidas para contener el déficit producirían una caída de la prima de riesgo que compensaría la contracción económica que pudieran provocar. En principio este efecto es posible: suponiendo un multiplicador de 0,5, una reducción de 25.000 millones de euros en el gasto público podría compensarse con una reducción de la prima de riesgo de unos 100 puntos básicos. El problema surge cuando la prima no deja de subir en lugar de bajar. Entonces estamos en el peor de los mundos pues perdemos por los dos lados.
    El argumento de que en el corto plazo tendremos contracción pero en el medio plazo saldremos adelante es simplemente voluntarista. Claramente algo está fallando. La visión edulcorada de considerar la reducción del déficit público como el único objetivo simplifica las decisiones de política económica, pero no asegura la resolución de los problemas. Da lo mismo la composición entre reducción de gasto y aumento de los impuestos. Da lo mismo qué impuestos suben y qué gastos bajan. Y se hacen previsiones del efecto sobre la recaudación sin tener en cuenta que la gente reacciona a estos cambios.
    Tampoco ayuda que un ministro diga en la tribuna del Congreso que no hay dinero, o que el presidente del Gobierno defienda que él dice y promete lo que considera conveniente, pero que hace lo que tiene que hacer. Excelente en firmeza, pero suspenso en credibilidad, justamente lo que más necesita la economía española en estos momentos. ¡Qué el Armagedón nos pille confesados!
    José García Montalvo es catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra.

    José García-Montalvo es profesor investigador del IVIE y catedrático del departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra.


    Foto invitado
    José García-Montalvo es profesor investigador del IVIE y catedrático del departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra. Doctor en Economía por la Universidad de Harvard. En la actualidad, dirige el Departamento de Economía de la Universidad Pompeu Fabra. Es experto en el sector inmobiliario, sobre el que ha publicado varios libros.

    José García-Montalvo

    1. Buenos dias. Como experto en el sector inmobiliario ¿considera que el precio de los pisos sigue sobrevalorado y que pagamos bastante más de su valor real o empieza a acercarse el valor real al mercado? Gracias.
    El precio de la vivienda sigue muy por encima, en media, del valor que debería tener para mantener una relación razonable con la renta disponible familiar (cuatro años completos de renta para comprar una vivienda media). En este sentido sigue existiendo una clara sobrevaloración. Además las encuestas a potenciales compradores señalan que la idea de que la vivienda todavía está sobrevalorada sigue muy extendida entre los posibles compradores.
    2. Dada la parálisis que hay en el mercado inmobiliario y el enorme stock incrementándose, ¿ cree que podríamos tener en breve una fase de "pánico vendedor" ?
    Es difícil hacer una previsión como ésta. En el mercado se sigue observando bastante resistencia a bajar los precios aunque, como siempre, todo va por barrios.
    3. Buenos días. El precio de construcción se ha mantenido constante o ha se ha elevado con la nueva legislación de sostenibilidad? Si se ha elevado ocasiona que la bajada del precio del suelo se ve compensada por la subida de este precio de construcción por lo tanto los pisos se mantendran en un precio elevado? Gracias por la respuesta
    El precio del suelo ha caído mucho más que el impacto de la nueva legislación sobre sostenibilidad pueda tener sobre el coste de construcción. De hecho en el medio plazo serán las nuevas viviendas, construídas sobre suelos baratos y con precios asequibles, las que ejerzan la mayor presión para que los precios sigan bajando.
    4. Sr García Montalvo Pensando en la cantidad de activos inmobiliarios que tiene el sector financiero en sus balances, ¿no es una locura invertir en ellos como pequeño accionista? Un saludo Andrés
    Ciertamente es bastante arriesgado invertir en algunas entidades financieras que tienen un gran riesgo inmobiliario acumulado en sus balances. El problema fundamental es que, a pesar de todos los ejercicios de transparencia del Banco de España y pruebas de estrés de la EBA es muy difícil saber con cierta fiabilidad el impacto futuro que tendrá este riesgo inmobiliario sobre los resultados de las entidades.
    5. Señor García-Montalvo, ¿qué opina de la dación en pago como medida para saldar las deudas por la hipoteca? ¿Y de los recientes desahucios que han sido frustrados en distintos pueblos de Madrid? Un saludo, Alba.
    La dación en pago me parece una fórmula aceptable. De hecho está recogida hace tiempo en la ley hipotecaria (art. 140). Si no se hacía es por falta de interés de las entidades o los particulares. Bankinter es la primera entidad que ha empezado a ofrecer un producto hipotecario estándar usando esta vía. Si hay demanda seguro que le seguirán otras entidades. Por supuesto el tipo de interés será más alto y la cantidad del crédito menor que si se hiciera una hipoteca tradicional. Estoy totalmente en contra de la dación con efectos retroactivos. Genera una inseguridad jurídica totalmente inaceptable. Hay otras fórmulas que pueden conseguir resultados similares sin las nefastas consecuencias de la dación retroactiva.
    6. ¿ Cree que la burbuja inmobiliaria española ha sido la mayor de las estafas que ha sufrido este país ?
    Creo que hablar de estafa es un poco excesivo. Cuando se formaliza la venta de una vivienda se requieren al menos dos firmas: la del comprador y la del vendedor. El problema fue que muchos compradores tenían una expectativas totalmente irreales, por excesivamente optimistas, sobre la evolución futura del precio de la vivienda y se metieron muy apalancados en una inversión que ha resultado ruinosa pero que, ex-ante, parecía una decisión muy rentable.
    7. Hola Valorar el precio de una vivienda no es tarea sencilla. Están bajando pero... ¿cuánto debo pedir si quiero venderla? ¿Debo guiarme por los precios de las páginas web especializadas en estas informaciones (el piso, idealista, etc) o existe algún método mejor? Gracias por su respuesta María
    Los precios que encuentras en páginas como Don Piso o Idealista son precios de oferta y, por tanto, serán más altos que los precios finales de transacción. Una opción para hacerte una idea es solicitar una tasación vía internet. Por ejemplo, la Sociedad de Tasación ofrece este servicio. Creo que cuesta 5 euros y te ofrece un indicador del precio a que se han vendido viviendas cercanas a la tuya. Es cierto que esas viviendas que se comparan se vendieron en los últimos 6 meses y los precios han continuado bajando. Baja sobre ese precio un 4-5% y tendrás una referencia bastante útil. Además piensa que la hipoteca que pueda conseguir el comprador dependerá también de ese precio de tasación.
    8. Hola q tal, me gustaría saber la razón por la que el gobierno, en vez de prestar el dinero a los particulares para que estos liquiden sus hipotecas y mejorar las condiciones de su crédito, lo han prestado a los bancos. De haber sido asi, los particulares hubieran quedado, si no liberados, al menos con una presión menor y los bancos hubieran recibido los fondos para liquidar sus deudas. Nadie se dio cuenta hace unos años que el precio de la vivienda estaba aumentando desmesuradamente? Gracias
    Es una pregunta interesante pero requeriría una contestación muy larga. La realidad es que durante la depresión de los años 30 en Estados Unidos las medidas que se tomaron fueron fundamentalmente destinadas a favorecer que los hipotecados pudieran pagar sus cuotas mientras que en la recesión del 2008-09 la decisón adoptada fue totalmente diferente (inyectar dinero directamente en los bancos). También hubo ayuda a los propietarios que tenían que pagar sus hipotecas para que renegociaran las condiciones con subsidios del gobierno (programa Making Home Affordable) pero ha sido sustancialmente menor del programa de inyección de fondos a las entidades financieras. En España también se puso en marcha la moratoria hipotecaria que fue un absoluto fracaso. Respecto a la cuestión de si alguien se dió cuenta de que el precio de la vivienda estaba aumentando desmesuradamente la respuesta es si. Yo mismo escribí multitud de artículos sobre la irracionalidad del mercado inmobiliario español y alertando de que la situación era insostenible en el medio plazo. Por desgracia cuanto más tiempo pasaba con los precios subiendo menos eran los que estaban en el campo de la interpretación del proceso como una burbuja. El Ministerio de Vivienda no ayudó en nada.
    9. ¿Hasta qué punto es cierto esto? (escuchado a un comercial de una inmobiliaria): "Los áticos no se han visto afectados por la crisis, especialmente en los núcleos urbanos: os precios siguen igual e incluso han subido".
    Esta pregunta es muy interesante. Los promotores y constructores dicen con insistencia que los mercados inmobiliarios son locales y que en algunos sitios, indeterminados, no queda stock y los precios ya están subiendo (o que los áticos no bajan, u otras versiones de la misma cantinela). El objetivo es claro: crear en el potencial comprador el sentido de incertidumbre y urgencia que existió durante la burbuja. “¿Será donde yo quiero comprar uno de esos sitios?” "Será el tipo de piso que quiero comprar uno de esos en los que los precios ya están subiendo?" Es obvio que los mercados inmobiliarios son locales y que hay muchas tipologías de producto, pero la financiación es global. La teoría de los mercados locales ya nos la vendieron cuando se dijo que los problemas inmobiliarios de EE.UU. no afectarían a España. La burbuja la hinchó el crédito y la desinfla la falta de crédito. Y esto afecta tanto al centro de Madrid como a la costa de Valencia; tanto a los áticos como a los primeros pisos. Además los datos de Tinsa muestran que la caída de precios en grandes ciudades es superior a la observada en otros municipios no costeros. Incluso usando los datos del Ministerio de Fomento se comprueba que los precios han caído mucho más desde el máximo en aquellos lugares donde a finales de 2007 los precios eran más altos (nucleos urbanos de grandes ciudades) y/o había más stock de viviendas por vender.
    10. Personalmente qué recomienda ¿compra o alquiler?
    Los precios de la vivienda seguirán bajando en el medio plazo. Será un 10% como dijo el director del servicio de estudio del Banco de España o el 20% que sería lo necesario para volver a la media histórica de la ratio precio sobre renta familiar disponible. Pero el hecho es que seguirán bajando. De hecho en los últimos meses la caída del precio se ha acelerado. En estas circunstancias es más razonable alquilar y esperar a que el mercado se normalice. De todas formas si la compra es para vivir y no como inversión la evolución futura de los precios no debería tener un peso decisivo. Si encuentras una vivienda que te gusta y que cuesta en torno a 4 veces la renta disponible de tu familia podrías comprarla sin preocuparte demasiado por que pasará con los precios en el futuro.
    11. ¿Cuánto puede pasar hasta que el precio de la vivienda vuelva a subir? ¿Influirá un hipotético cambio de gobierno y la vuelta de la desgravación?
    Los cambios fiscales que hacen que la compra de una vivienda sea más atractiva influyen claramente en la evolución de los precios. Por ejemplo, el incremento del IVA en julio de 2010 (y del ITP en algunas CC.AA.) y el fin de la desgravación para rentas superiores a 24.107 euros en diciembre del año pasado hizo que la gran caída interanual de precios observada hasta finales de 2009 se moderara (incluso hubo una pequeña subida de precio a finales de 2010 aunque solo según los datos del INE provenientes del registro). Estas medidas temporales anticiparon las compras y permitieron rebajar la tasa de caída de los precios. Desde el comienzo de 2011 la caída de precios se vuelve a acelerar. Por ejemplo, los precios del ministerio de fomento cerraron 2010 cayendo al 3,5% y el último dato de junio señala que vuelven a caer al 5,2%. Según los datos del INE los precios caían en interanual al 1,9% en diciembre de 2010 y en marzo 2011 estaban cayendo al 4,1%. Es un double dip (rápida caída-más lenta-vuelta a rápida caída) igual como el observado con la desgravación temporal de 8000 dólares que se aplicó en Estados Unidos entre enero de 2009 y abril de 2010.
    12. Que opina sobre una liberalizacion del suelo(exceptuando zonas protegidas...) como solucion a su escasez,su desproporcionado precio y la corrupcion de instituciones implicadas en su s recalificaciones... Gracias y un Saludo
    Creo que las leyes del suelo tienen muy poco efecto sobre el precio del suelo. Lo importante es la gestión del suelo que hacen los ayuntamientos que es muy poco transparente y que genera mucha incertidumbre sobre los tiempos de puesta a disposición efectiva del suelo. En principio la ley de 1998 declaraba todo el suelo urbanizable con excepción del especialmente protegido (la técnica opuesta a la presente en las leyes del suelo anteriores). No tiene sentido culpar a la ley de 1998 de la burbuja en el precio de la vivienda. Un aumento de la oferta genera una bajada del precio, no una subida. El precio de la vivienda en periodos de fuerte demanda, como el vivido entre el 2000 y el 2006, se fija en función de la capacidad de pago de las familias dado el tipo de interés, la extensión del crédito hipotecario y la renta. El precio del suelo se fija residualmente: sube simplemente por el efecto de los altos precios que se podían solicitar por las viviendas que se construirían encima y no al revés. El propietario del suelo, viendo esto, aumenta su capacidad de negociación y quiere una parte superior de la tajada. Por este motivo el precio de repercusión del suelo es muy cíclico: en la parte baja puede estar entre el 18-25% y en la parte alta del ciclo puede alcanzar el 50-55%. La causalidad va del precio de la vivienda al precio del suelo y no al revés.

    Despedida

    Muchas gracias por su atención y sus preguntas. Hasta la próxima. Un saludo.