El Banco Central Europeo (BCE), la institución comunitaria que surca con más solvencia y dignidad la todavía en curso crisis global y crisis del euro, no se ha mordido la lengua al emitir ayer su Dictamen sobre el reforzamiento del Sistema financiero. Fechado el 9 de marzo, este documento sobre el Real Decreto-ley 2/2011 de 18 de febrero, había sido solicitado al BCE el 3 de marzo por la Secretaría de Estado de Economía de España.
"El Real Decreto-ley establece varias posibilidades de capitalización para todas las entidades de crédito y medidas específicas de capitalización para las cajas de ahorros, y contiene unas normas de aplicación con un calendario muy exigente. El BCE celebra estas medidas", explica el dictamen.
Pero no todo son parabienes y el organismo presidido por el francés Jean-Claude Trichet formula dos observaciones. La primera es que "los métodos exactos de capitalización del sector bancario requieren una valoración crítica del activo del balance de las entidades de crédito en la actual fase recesiva del ciclo económico y en situación de excepcionalidad para parte del mercado, en particular el sector inmobiliario".
Y llegados a este punto, la máxima autoridad de política monetaria en Eurolandia lanza un dardo a la gestión de la crisis financiera realizada por el Banco de España y por su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. "Aunque hasta ahora el Banco de España ha sido conservador en esa valoración" lamenta el BCE, "debería aprovecharse la oportunidad que brinda el Real Decreto-ley para abordar con determinación cualquier duda que persista sobre la misma".
Capitalización creíble
La segunda observación puntualiza: "Sobre la base de medidas de capitalización adecuadas que aborden de manera creíble las vulnerabilidades del balance de las entidades de crédito relacionadas con las difíciles condiciones cíclicas de la economía española, el adelanto de unos dos años respecto del calendario global de aplicación del Acuerdo de Basilea III sobre el capital de las entidades de crédito podría ser complicado para éstas e incrementar el riesgo de efectos negativos transitorios en los flujos de crédito a la economía real".
Y el BCE aconseja que "debe tenerse en cuenta que los estudios del Comité de supervisión bancaria de Basilea y del Grupo de evaluación macroeconómica de la JEF han concluido que la introducción del Acuerdo de Basilea III con el planteamiento gradual previsto tiene unos costes macroeconómicos transitorios relativamente modestos. Éste no sería el caso de la introducción acelerada prevista en el Real Decreto-ley".
El dictamen de Fráncfort detalla que "los efectos mencionados deberían, no obstante, examinarse detenidamente en vista de la especial situación de la economía española. Además, debe tenerse en cuenta que el Comité de Basilea optó por medidas transitorias precisamente para conciliar las necesidades de mayor estabilidad financiera y disponibilidad de crédito".
Saneamiento presupuestario
El BCE publicó también ayer la más reciente edición de su boletín mensual, la correspondiente a este mes de marzo. "En lo que se refiere a las políticas fiscales, es imprescindible que todos los Gobiernos apliquen plenamente sus respectivos planes de consolidación fiscal en 2011", reclama Fráncfort antes de añadir: "En los casos en que resulte necesario, deben aplicarse sin demora medidas correctoras adicionales, a fin de garantizar el progreso hacia la sostenibilidad presupuestaria".
Y advierte que "en los años posteriores a 2011, los países tendrán que especificar medidas ambiciosas y concretas de política en sus programas de ajuste plurianuales a fin de reforzar la credibilidad de sus objetivos de saneamiento presupuestario, que consisten en garantizar una corrección rápida de los déficit excesivos y regresar a situaciones presupuestarias próximas al equilibrio o con superávit".
Primas de riesgo y salarios
El BCE reitera que "reforzar la confianza en la sostenibilidad de las finanzas públicas es crucial, puesto que reducirá las primas del riesgo de tipo de interés y mejorará las condiciones necesarias para un crecimiento sólido y sostenido". Y señala que "al mismo tiempo, para reforzar el potencial de crecimiento, la competitividad y la flexibilidad de la zona del euro, resulta crucial que se apliquen reformas estructurales sustanciales y de gran alcance".
Entre las que destaca fomentar la competencia y la innovación; así como mejorar la flexibilidad salarial y los incentivos al trabajo, y suprimir las rigideces del mercado de trabajo.
Por otra parte, el BCE lamenta una vez más que las negociaciones entre los 17 países de Eurolandia para reformar el marco de gobernanza económica de la zona del euro "contribuyen en alguna medida a mejorar la vigilancia económica y presupuestaria de la zona del euro". Pero concluye: "No llegan a constituir el salto cualitativo en la vigilancia de la zona del euro necesario para garantizar el buen funcionamiento de la Unión Económica y Monetaria".
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