La calificadora de riesgo Standard & Poor's rebajó entre dos y tres escalones la nota a largo plazo de cinco bancos portugueses. Se trata del Banco Santander Totta, Caixa Geral de Depósitos, Banco Espirito Santo, Banco BPI y Banco Comercial Portugués. El entorno operativo es cada vez más complicado.
por Medios
La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's rebajó entre dos y tres escalones la nota a largo plazo de cinco bancos portugueses.
Se trata del Banco Santander Totta, Caixa Geral de Depósitos, Banco Espirito Santo, Banco BPI y Banco Comercial Portugués.
Esta decisión se produce apenas cinco días después de que la misma agencia junto con su competidora Fitch decidiese degradar la deuda de Portugal a causa del rechazo parlamentario al nuevo plan de ajustes del Gobierno que provocó la dimisión del presidente luso José Sócrates.
Así, la calificadora de riesgos bajó la nota de la entidad pública Caixa Geral de Depósitos, del Banco Espirito Santo y del Banco BPI a ''BBB'' desde ''A-'', mientras que el ''rating'' de Banco Comercial Portugués pasa a ''BBB-'' desde ''BBB+''.
En el caso de Banco Santander Totta, S&P recortó su ''rating'' en tres escalones, hasta ''BBB'' desde ''A'', acabando así con la excepción que otorgaba a la filial lusa del Santander una calificación superior a la del propio país como consecuencia del respaldo de su matriz.
"Hemos decidido de manera específica no seguir calificando a Santander Totta por encima de la calificación soberana, ya que, aunque consideramos que contar como matriz con Banco Santander le proporciona mayor flexibilidad financiera respecto a sus competidores domésticos consideramos que Santander no cuenta con demasiados incentivos para ofrecer asistencia a Santander Totta si el ''rating'' soberano se enfrentara a presiones significativas", apuntó la agencia.
En general, la agencia advierte de que el entorno operativo para los bancos portugueses cada vez es más complicado y que la necesidad de corregir los desequilibrios externos y fiscales arrastrarán a la recesión a Portugal en 2011.
"Con la economía contrayéndose, la calidad y rentabilidad de los activos domésticos de los bancos portugueses probablemente se deteriorará aún más", advierte la agencia, que espera que "la solidez de las operaciones internacionales de la mayoría de estas entidades compensará parcialmente el impacto sobre sus resultados consolidados, pero sólo durante un periodo de tiempo limitado"
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