Consultor empresarial, formador y consejero en empresas como Barclays, Sanitas, Ikea, Microsoft, Telefónica, Basf, BBVA... La grabación 'ilegal' de una conferencia suya que acabó en Youtube ha convertido a Emilio Duró en un fenómeno social en Internet, en un abanderado del optimismo. Ayer, invitado por la FER, desgranó en los Cines Moderno su charla 'A mal tiempo, buena cara. Optimismo frente a la crisis'.
- ¿Está el país para optimismos?
- Para luchar contra la adversidad, o ves la parte positiva o difícilmente vas a salir. Es en esos momentos de adversidad donde hay que intentar ver la parte de luz de la vida.
- Empresarios en quiebra, parados, estudiantes sin futuro laboral... No es fácil ser optimistas.
- Y hay gente que come, muchos estudiantes, muchos niños que nacen, muchas mujeres embarazadas, mucha gente a la que la vida le va bien... ¿Qué parte queremos ver? Sólo te ha faltado decir que hay gente con cáncer, niños tetrapléjicos... Si lo vamos viendo así, mejor que nos suicidemos todos. Hay gente en mala situación, pero sus abuelos estaban peor, sus bisabuelos peor todavía y sus tatarabuelos aún peor. No podemos dramatizar la vida, estamos pasando un momento duro, de eso no hay duda, pero estamos mejor de lo que vivía el rey más poderoso hace 500 años cuando carecían de calefacción, cocinas, electricidad... Yo creo que estamos exagerando las cosas.
- Además, de las situaciones duras se sale mejor siendo optimista, ¿no?
- Es que no hay alternativa, la situación está claro que no es idónea, pero depende del tipo de persona, del momento en que te coja, de sus expectativas y de sus necesidades. De las crisis sólo se sale con trabajo duro, ilusión y pasión. Lo que hace falta es que arrimemos más el hombro, porque estamos trabajando menos que en otros países, tenemos menos productividad, trabajamos menos horas y nos quejamos más. Hace falta un poquito más de solidaridad, ilusión, ganas y tirar para adelante porque al final las crisis son cíclicas. Lo que tengo claro es que o sacamos lo mejor de nosotros o esto no sale.
- El optimista, ¿nace o se hace?
- Hay la tira de estudios contradictorios. Creo que hay una parte genética y otra aprendida. Lo que sí es cierto es que la persona optimista rinde entre un 65 y un 100% más que la gente normal; pero ojo, optimismo con conocimiento, porque un tonto motivado es muy peligroso.
- ¿Qué es más contagioso, el optimismo o el pesimismo?
- El pesimismo, sin duda, pero esto es algo tan simple como que el hombre no está preparado para ser feliz sino para sobrevivir. Siempre nos acordamos más de lo malo que de lo bueno, siempre recuerdas que te picó una avispa en vez de las miles que no te han picado. Siempre en la vida te marcan más el dolor, el temor, el miedo y los peligros porque gracias a ellos salvas la vida. Por ello los niños suelen ser más felices, porque no tienen experiencia. Si tú invitas a un niño a esquiar, se ilusionará, tendrá pasión; si invitas a un adulto, temerá que haga mal tiempo, que el apartamento esté sucio...
- ¿La receta es tan sencilla como 'al mal tiempo, buena cara' mezclada con dosis de salud, dinero y amor?
- En parte sí. El hombre moderno tiene cuatro grandes apartados: la salud, el cuerpo físico; otra son las emociones, la familia, los amigos, el equilibrio emocional; otra es el conocimiento, el estudio y el aprendizaje; y hay una cuarta variable, que es la espiritual, el sentido de la vida... La gente más feliz que conozco es la que está en tareas humanitarias, ayudando a otros seres humanos.
- ¿Hay algo que le quite el sueño?
- Yo soy tan mortal como tú o más. No soy una persona optimista, sino que depende del día, ni soy nadie para dar consejos porque ni siquiera me aclaro con mi vida. ¿Cosas que me inquietan? Todas, como a cualquiera, quedarme sin mi casa, que a mis hijos o a mi mujer les pase algo, la muerte... Yo soy igual que todo el mundo, yo soy igual de desgraciado o de afortunado que el resto.
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