sábado, 2 de abril de 2011

Mario : ZP se va

meses un viejo amigo mío desde los tiempos universitarios, militante del PSOE -aunque distanciado del día a día- y ex alto cargo socialista, me decía que lo único seguro de la sucesión de Zapatero es que el sucesor no sería Zapatero. Vamos, que la decisión de no ser candidato era lo único que podía considerarse fijo en la quiniela de futuro. Pues hoy la cuestión ha quedado despejada con el anuncio del propio Zapatero.

No podía ser de otro modo. La imagen se encontraba excesivamente deteriorada. No sé si se llegó a convertir, como algunos aseguraban, en un lastre para el PSOE, pero lo cierto y verdad es que suscitaba el rechazo del setenta y cinco por ciento de la población española. Claro que si hemos de ser sinceros, tenemos que admitir que Rajoy goza de un nivel de rechazo sustancialmente igual, y, lo que es peor, sin haber tenido responsabilidades de Gobierno. Por decirlo por derecho: cuando el Gobierno cede popularidad lo normal es que la oposición recoja su deterioro en términos de aumento de la suya. Pero en España no ocurre esta regla de oro de la política. Los dos, Gobierno y Oposición, sufren de idéntico desprestigio, del que, por demás, goza la clase política en su conjunto, el Gobierno, el Parlamento, la Justicia….En fin, eso que llamo la decadencia del Sistema.

Porque es el Sistema el que se encuentra en decadencia. Por cierto, sigo releyendo El Derecho Dúctil, del que hablé el otro día, y compruebo que mis tesis son cualquier cosa menos originales. Fijaros en esta frase que sigue a continuación de la teórica construcción del Estado como “persona” soberana: “La ciencia política ha desenmascarado una y mil veces esta ficción y ha mostrado las fuerzas reales, los grupos de poder, las élites, las clases políticas o sociales…etc de las que la “persona” estatal no era mas que una representación, una pantalla o una máscara”. Quizás la originalidad de mi construcción llamada Sistema consiste en desenmascarar los lazos de intereses de los diferentes centros de poder de una sociedad (mediático,financiero y político) que actúan no de consuno, no como instrumentos de una orquesta, sino como orquesta en sí misma, de modo que la disección de los centros aislados es conceptualmente válida en términos explicativos, pero inerte para comprender el funcionamiento del poder real. Un brazo es independiente del conjunto del cuerpo pero al tiempo es inerte si se desgaja, si se pretende explicar al margen del funcionamiento global. Solo existe en tanto que forma parte de un todo y solo dentro de ese todo ejerce poder o fuerza.

Desde este plano, es decir, desde el Sistema y su decadencia, la constatación de que Zapatero no será candidato es nuevamente estéril. Como lo fue su aparición. Como lo será -con toda probabilidad- el surgimiento de quien tenga la suerte -por decirlo de modo cariñoso- de sucederle, sea esta persona miembro del PSOE o del PP. Porque en el seno del Sistema no funcionan alternancias. Solo sucesiones. Por ello la evidencia de que después de 16 años de poder en el que el PP y el PSOE han gobernado, cada uno de ellos, por un término de ocho años, los grandes problemas del país, como, por ejemplo, la Ley electoral o el decreto regulador de la huelga o la politización de la Justicia, siguen siendo exactamente iguales a como sucedía en 1994. Bueno, no. La verdad es que han empeorado de modo notable. Pero lo que cuenta es que ninguno los aborda de modo decisivo, precisamente por el principio de la conveniencia como criterio de actuación, que ahora se lee como conveniencia electoral.

Pero una cosa es que no tenga efectos dentro del Sistema y otra que carezca de todo efecto en lo que a la sociedad se refiere. Me explico. Ayer por la mañana mantuve una muy interesante conversación. Tratábamos mi interlocutor y yo, en un ejercicio de vanidad infinita, de desgranar las líneas de fuerza con las que construir una especie de profecía de por dónde caminaría el futuro. Siempre el inaudito intento del hombre de predecir el porvenir, sin que se canse de equivocarse una, otra y otra vez. Pero, en fin, dado que no sabemos de donde venimos, nos atrae sobremanera la idea consumir energía en adivinar hacia donde vamos…Mi abuela decía aquella vieja frase de “lo que está de Dios está de Dios”, con la que esterilizaba todo intento semejante al de nuestra conversación de mediodía, a la hora del Angelus, como se mentaba de antiguo. Pero lo cierto y verdad es que allí estábamos, sentados alrededor de una mesa negra, con un par de cafés, mi inevitable coca cola y un silencio en el ambiente fruto -creo- del descenso de los niveles de consumo, porque la cafetería estaba mas bien vacía y la mañana se prestaba a ocuparla.

-¿Por qué -me preguntó mi interlocutor- a la salida del régimen anterior no se produjo una ruptura?

Me quedé mirándole fijamente y me di cuenta de que sus ojos, su mirada, para ser mas preciso, se encontraba depositada en ninguna parte, como tratando de no consumir energía alguna en algo diferente a buscar en la memoria, o mejor dicho, en la memoria convertida en inteligencia, en datos situados ordenadamente para diseccionar eso que llamamos razonamiento. Así que permanecí en silencio esperando la respuesta que llegó sin alterar ni un miligramo ni el tono, el volumen o el color de la voz. Para que se me entienda: color quiere decir flujo emocional.

-En aquellos días teníamos dos elementos comunes a gran parte de la población. Por un lado, el deseo de prosperar. Por otro, el propio régimen político, el que se suponía iba a venir, que inspiraba esperanza. Así que deseo de prosperar y esperanza actuaron como calmante de cualquier brote violento y como impulsos hacia adelante de la sociedad en su conjunto.

En ese momento alargó su brazo derecho sobre la mesa, tomó la taza con meticulosidad y ritmo lento, no tanto por temor a derramar algo de líquido sobre el tapete como para ganar espacio temporal con el que seguir reflexionando, ahora en voz silente, sobre el aserto que acababa de transmitirme. Yo, a mi vez, decidí indagar en mi pasado, en mi percepción de aquellos días, y comprendí que ese diagnóstico no era en absoluto desacertado, porque yo sentía ganas de prosperar y al tiempo el régimen que venía me inspiraba confianza.

Ya se que muchos dirán que ambos elementos disponían de una estructura sustancialmente emocional, y no voy a consumir tiempo en rebatirlo, porque es correcto. Lo que cuenta es que estaban ahí. Y, claro, la pregunta mía a continuación tenía dosis elementales de logicidad:

-Bien, y ¿crees que esos dos elementos se dan en estos instantes?

La pregunta contenía ciertas dosis de veneno, y no dialéctico, porque mientras la cosa se quede en palabras no sucede nada serio. Lo que dotada de cierto contenido dramático a la pregunta era el elemento lógico inherente: si ahora no se dieran el deseo de prosperar y la confianza en el sistema político, la respuesta social sería otra….

Se entiende la mirada circunspecta, entre circunspecta y seriamente preocupada, que me dirigió mi interlocutor.

Se hacia tarde y teníamos que incoporarnos a una reunión convocada para las doce y media así que pagamos la cuenta y despacio, en silencio, arrastrando los pies, llegamos a la puerta de cristal, alguien nos la abrió, se despidió de nosotros de modo amable -y eso que no le dimos propina- y salimos al encuentro de la calle de un Madrid que parecía atolondrado y contento por los primeros compases -quizás sea mejor decir notas- de una primavera que amenazaba con nacer de modo irreversible.

Dejamos las dos preguntas en el aire de la cafetería, pero las almacenamos en nuestros cerebros. Despejarlas sería el camino para conseguir predecir. ¿Pretensión inútil, como antes decía?. Sí, seguramente, pero todo empresario tiene que imaginar un escenario futuro edificado con un cálculo de probabilidades, que no de certezas. Y algunos, aparte de empresas de diferentes sectores, tenemos la conciencia de que somos empresarios de nuestra propia vida. Así que a imaginar escenarios.

Lo único seguro es que no existe esa ilusión en el régimen político. En este terreno las encuestas son demoledoras. Pero la verdad es que tampoco existe el deseo de prosperar. Bueno, el deseo quizás si, pero la conciencia de que en este país nuestro se puede prosperar en los próximos años no es material de consumo generalizado. Al contrario: el pesimismo radical se instala en las habitaciones de la esperanza. De eso estoy seguro. Lo vivo a diario. Por tanto, sin exagerar me faltan los dos elementos antes mencionados, es decir, aquellos con los que se explicaba en síntesis el por qué de una evolución serena y sin violencias.

Mientras conducía -horas mas tarde- finalizado el encuentro y la reunión subsiguiente, hacia mis tierras gallegas, pensaba en el modelo. Y me vino a la mente algo que una persona mencionó durante el breve almuerzo de ese mismo día:

-Yo no tengo tan claro que la victoria del PP en las municipales vaya a ser como dicen las encuestas.

Por la personalidad de quien sentenciaba de esa manera su frase produjo un silencio con tintes de cierto estupor. Se dio cuenta del efecto y prosiguió:

-Vamos a ver, Castilla La Mancha pende de un hilo. Asturias y el efecto Cascos pueden ser demoledores. En Cantabria lo de Revilla no esta ni mucho menos terminado. Parece que la cosa gira en Aragon. En El País Vasco no se consigue ni un alcalde, y como mucho Guecho. En Galicia no se recuperan ni a Coruña, ni Lugo, ni Pontevedra, ni Santiago, y está la cosa muy difícil para Ourense y Vigo….

Aquello sonaba como mazazos en las mentes y hasta en los cuerpos de alguno de los asistentes al almuerzo. Me di cuenta de que en lugar de meditar sobre la viabilidad de esas predicciones todos, o casi todos, consumían un esfuerzo interior en adivinar qué pasaría en ese caso, qué sucedería si se diera semejante contexto….

Estamos a poco tiempo de esas elecciones. La decisión de Zapatero de hoy quizás refuerce en algo al electorado socialista que se siente liberado de una supuesta o real carga. Yo no tengo duda de que las próximas elecciones se van a leer en lenguaje de generales, aunque sean locales y parcialmente autonómicas. Y eso es complicado. Porque en las locales se vota, al menos muchos lo hacen, pensando en el alcalde y/o Presidente de la Comunidad. Es decir, que aunque no se sientan socialistas, aunque crean que la política del gobierno ha sido catastrófica, si su alcalde socialista lo ha hecho bien en su municipio le pueden volver a votar. Y aquí viene el problema porque ese voto y derivada se van a leer en términos generales…

Llegué a A Cerca ya tarde, porque salí vencidas las cuatro y la caravana no era despreciable. Tenia cosas que hacer y me olvidé de seguir reflexionando. Esta mañana, al leer la renuncia de Zapatero, me vino de nuevo el asunto a la cabeza. ¿Es bueno para las municipales? Bueno para el PSOE me refiero. ¿Estimulará el voto de aquellos que no querían votar al PSOE por la mala imagen de Zapatero?. ¿Es posible un escenario como el que se describió ayer en el almuerzo?

Ya no se que pensar. La suerte es que exista este foro y puedo pediros vuestra opinión. ¿que sucederá en las municipales’: ¿Que sucederá si ocurre el escenario descrito?.

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