Un número cada vez mayor de jóvenes licenciados emigran a otros países, principalmente europeos, pero también en otros continentes, al finalizar sus estudios buscando la salida a un paro que alcanza el 23% entre la población general y el doble de esa cifra entre los jóvenes.
El fenómeno el de la inmigración no es necesariamente negativo, pero teniendo en cuenta que el creciente fenómeno de la emigración en España se debe antes a la necesidad que a la propia elección, el Gobierno debería atender y resolver las causas que dan lugar a este fenómeno.
La fuga de capital humano debilita un país, como se ha visto en países como Italia o Portugal, en los que el fenómeno ha sido especialmente intenso. En contraste, España, al menos desde los años 90 y hasta fechas más recientes, se había mantenido a salvo de esta dinámica migratoria. Según datos de la OCDE en el año 2000 la tasa de emigración entre los licenciados españoles era de solamente el 2%, un 2,2% en 2006. Cifras muy reducidas si se comparan con las de Alemania en el orden del 7% o las de Italia y Portugal, próximas al 12%.
Sin embargo, la tasa de paro del 23% (incluso el doble entre los jóvenes) está cambiando la tendencia y cada vez más jóvenes se ven en la situación de buscar su futuro profesional fuera de nuestras fronteras, algo que también tiene su lecura positibva: estos jóvenes adquieren experiencia, aprenden idiomas y se desenvuelven en economías dinámicas, muchos de ellos fundarán su propia empresa a partir de ideas aprendidas en otro país, establecen relaciones, favorecen el intercambio y comercio internacional, etc.
A pesar de que internet y aplicaciones como Skype hacen más llevadera la separación del entorno personal, resulta preocupante la creciente emigración y cualquier retardo en la mejora de las condiciones de trabajo en España no solamente elevará el número de los que se marchan, sino que además retrasará la vuelta de los que ya están trabajando en otro país.
Ningún joven abandonará unas buenas condiciones de trabajo en el extranjero a cambio de un minicontrato en España con sueldo de miseria, y no podemos permitirnos perder todo ese capital humano.
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