Puesto que existe un progreso económico, hay en la sociedad hechos particulares que lo
determinan, fuerzas que lo aceleran ó retardan y leyes á que obedece. Todo, asi en el
mundo fisico como en el moral, todo se ajusta á un órden natural establecido por decreto,
de la Providencia. Nada se gobierna por el acaso ó la ciega fortuna de los antiguos. Sucede
a menudo que la oscura razon del hombre no alcanza á penetrar los misterios de la
naturaleza; pero en realidad no hay efecto sin causa de donde se derive.
Economía política es la ciencia do los intereses materiales, ó la teoria del trabajo y la
riqueza. Vivimos en el siglo de la industria; y la vida industrial ha transformado la sociedad
dando origen a multitud de hechos nuevos que se rigen por leyes especiales. Investigarlas,
explicarlas y demostrarlas constituye una ciencia aparte cuya jurisdiccion se extiende á
todos los fenómenos relativos á la produccion y distribucion de las riquezas; esto es, á
estudiar las causas y los efectos de una produccion más abundante y de una distribucion
más equitativa de los bienes que se alcanzan por medio del trabajo.
Reparan algunos autores en los inconvenientes de este nombre, porque se presta á
confundir la Economía política con la Política, y ofrece fácil ocasión de acusar á los
economistas de novadores peligrosos, aparejados a reformar la constitución del estado
segun un sistema preconcebido y á erigirse en arbitros supremos del gobierno. Por eso
prefieren unos llamarla Economía pública á diferencia de la doméstica ó privada, otros
sencillamente Económica, otros Crematística ó ciencia de la riqueza, y otros, en fin,
Catalática ó ciencia del cambio.
Suelen los enemigos de la Economia politica acusarla de que despierta en el hombre la sed de las riquezas y alimenta el amor de los intereses mundanos y los placeres de la vida con menoscabo de todo lo bueno y lo justo.
No: la Economia politica no esta reñida con la virtud, no menosprecia el deber, no sacrifica el espiritu á la materia. La Economía Política es la ciencia de lo útil, como la moral es la ciencia de lo licito y honesto. Lo útil general, ó sea el bien público, nunca se opone á la pureza de las costumbres, ni á la severidad del derecho, ni al rigor de la justicia. Deber é interés se concilian, cuando el deber significa la conciencia rigiendo nuestra voluntad, y el interés el móvil de nuestra actividad elevandose gradual mente del individuo al pueblo y del pueblo al genero humano. La utilidad general resume la utilidad do los particulares, si todos los intereses privados son legitimos y verdaderos. Algunas veces acontece que la pasion extravia al individuo y le empeña en defender un interés egoista, como si fuese lícito y ordenado al bien de la sociedad: otras veces sucede que el interés particular, tan perspicaz en todo cuanto le toca de cerca, caiga en el error de preferir un beneficio temporal ó dudoso á la utilidad cierta y permanente del estado; pero conforme el interes privado se eleva, se ilustra y purifica, se acerca a las leyes eternas de la moral hasta confundirse con ella. Asi se desvanece el cargo de individualismo que con frecuencia se hace a los economistas. Aman la libertad individual, primera condicion del trabajo; mas no pretenden aislar y encerrar al individuo en su yo solitario. Léjos de eso, recomiendan la comunidad de fuerzas, solicitan la difusion de las riquezas y procuran el bienestar de todos los hombres, convirtiendo el mundo en una plaza y mercado universal á donde puedan concurrir ualesquiera gentes y naciones. No es la Economia politica indiferente al principio y á las formas de gobierno, aunque alguno haya escrito que los economistas, preocupados con las mejoras materiales, las solicitan lo mismo del rey absoluto que del pueblo soberano, de la aristocracia que de la democracia. La Economia politica respeta el poder constituido, porque ama el órden; pero tambien aconseja el establecimiento de sábias instituciones que, moderando el ejercicio de la autoridad, consoliden la paz grata á los pueblos, y afiancen los derechos de libertad y propiedad de los ciudadanos. Tampoco es la Economia politica materialista, ni aun sensualista como pretenden otros de sus adversarios. Una ciencia que proclama al hombre inteligente, libre y responsable, capaz de derechos y sujeto á deberes; una ciencia fundada en la virtud del trabajo que la misma religion santifica, é igualmente enemiga de la prodigalidad y la avaricia; una ciencia, en fin, que respeta y enseña á respetar la propiedad y la familia, y examina los diversos sistemas de caridad y beneficencia, del impuesto equitativo, de educacion y mejora de las clases menesterosas, y combate la ignorancia y la miseria que las humilla y embrutece, tiene sin duda muchos y grandes titulos á honrarse con el nombre de espiritualista. El socialismo y el comunismo que son á la Economia politica lo que las herejias á la Iglesia, pecan contra la Por ignorar esta verdad, España decayó en el siglo XVII de, su antigua, prosperidad y grandeza. Las flotas y galeones que cargados de oro y plata venían de las Indias, dieron ocasión a que los españoles perdieran su industria y aplicación al trabajo. Esta codicia inconsiderada destruyó la agricultura, arruinó las fábricas y trocó en esterilidad la natural abundancia de nuestro suelo. Apenas desembarcan aquellos tesoros en Sevilla, cuando desaparecían el oro y la plata del reino; mientras que Francia, Inglaterra, Holanda, Italia, y en general todas las naciones aficionadas a la industria, sin poseer cerros como el Potosí, sangraban a España con sus telares, imán de los metales preciosos. Desesperábanse los españoles viendo su riqueza trocada en miseria, murmuraban del gobierno que no reprimía el contrabando, dábanse leyes sobre leyes, agravábanse las penas y se imaginaban nuevos arbitrios para estancar los metales preciosos, y España cada vez se ponía más cerca de su ruina. Ciertamente, el oro y la plata son riqueza; pero tan lejos de constituir la parte principal de la fortuna de, los pueblos, entran por muy poco en el circulo de sus valores. ¿Qué significan todo el oro y toda la plata de Inglaterra en comparación de la inmensa riqueza representada por sus campos, ganados, fábricas, caminos, canales, puertos, edificios, monumentos, naves, máquinas, minas, primeras materias, productos del arte y otras mil y mil cosas que posee la nación? Como tengan los pueblos mercaderías que
Suelen los enemigos de la Economia politica acusarla de que despierta en el hombre la sed de las riquezas y alimenta el amor de los intereses mundanos y los placeres de la vida con menoscabo de todo lo bueno y lo justo.
No: la Economia politica no esta reñida con la virtud, no menosprecia el deber, no sacrifica el espiritu á la materia. La Economía Política es la ciencia de lo útil, como la moral es la ciencia de lo licito y honesto. Lo útil general, ó sea el bien público, nunca se opone á la pureza de las costumbres, ni á la severidad del derecho, ni al rigor de la justicia. Deber é interés se concilian, cuando el deber significa la conciencia rigiendo nuestra voluntad, y el interés el móvil de nuestra actividad elevandose gradual mente del individuo al pueblo y del pueblo al genero humano. La utilidad general resume la utilidad do los particulares, si todos los intereses privados son legitimos y verdaderos. Algunas veces acontece que la pasion extravia al individuo y le empeña en defender un interés egoista, como si fuese lícito y ordenado al bien de la sociedad: otras veces sucede que el interés particular, tan perspicaz en todo cuanto le toca de cerca, caiga en el error de preferir un beneficio temporal ó dudoso á la utilidad cierta y permanente del estado; pero conforme el interes privado se eleva, se ilustra y purifica, se acerca a las leyes eternas de la moral hasta confundirse con ella. Asi se desvanece el cargo de individualismo que con frecuencia se hace a los economistas. Aman la libertad individual, primera condicion del trabajo; mas no pretenden aislar y encerrar al individuo en su yo solitario. Léjos de eso, recomiendan la comunidad de fuerzas, solicitan la difusion de las riquezas y procuran el bienestar de todos los hombres, convirtiendo el mundo en una plaza y mercado universal á donde puedan concurrir ualesquiera gentes y naciones. No es la Economia politica indiferente al principio y á las formas de gobierno, aunque alguno haya escrito que los economistas, preocupados con las mejoras materiales, las solicitan lo mismo del rey absoluto que del pueblo soberano, de la aristocracia que de la democracia. La Economia politica respeta el poder constituido, porque ama el órden; pero tambien aconseja el establecimiento de sábias instituciones que, moderando el ejercicio de la autoridad, consoliden la paz grata á los pueblos, y afiancen los derechos de libertad y propiedad de los ciudadanos. Tampoco es la Economia politica materialista, ni aun sensualista como pretenden otros de sus adversarios. Una ciencia que proclama al hombre inteligente, libre y responsable, capaz de derechos y sujeto á deberes; una ciencia fundada en la virtud del trabajo que la misma religion santifica, é igualmente enemiga de la prodigalidad y la avaricia; una ciencia, en fin, que respeta y enseña á respetar la propiedad y la familia, y examina los diversos sistemas de caridad y beneficencia, del impuesto equitativo, de educacion y mejora de las clases menesterosas, y combate la ignorancia y la miseria que las humilla y embrutece, tiene sin duda muchos y grandes titulos á honrarse con el nombre de espiritualista. El socialismo y el comunismo que son á la Economia politica lo que las herejias á la Iglesia, pecan contra la Por ignorar esta verdad, España decayó en el siglo XVII de, su antigua, prosperidad y grandeza. Las flotas y galeones que cargados de oro y plata venían de las Indias, dieron ocasión a que los españoles perdieran su industria y aplicación al trabajo. Esta codicia inconsiderada destruyó la agricultura, arruinó las fábricas y trocó en esterilidad la natural abundancia de nuestro suelo. Apenas desembarcan aquellos tesoros en Sevilla, cuando desaparecían el oro y la plata del reino; mientras que Francia, Inglaterra, Holanda, Italia, y en general todas las naciones aficionadas a la industria, sin poseer cerros como el Potosí, sangraban a España con sus telares, imán de los metales preciosos. Desesperábanse los españoles viendo su riqueza trocada en miseria, murmuraban del gobierno que no reprimía el contrabando, dábanse leyes sobre leyes, agravábanse las penas y se imaginaban nuevos arbitrios para estancar los metales preciosos, y España cada vez se ponía más cerca de su ruina. Ciertamente, el oro y la plata son riqueza; pero tan lejos de constituir la parte principal de la fortuna de, los pueblos, entran por muy poco en el circulo de sus valores. ¿Qué significan todo el oro y toda la plata de Inglaterra en comparación de la inmensa riqueza representada por sus campos, ganados, fábricas, caminos, canales, puertos, edificios, monumentos, naves, máquinas, minas, primeras materias, productos del arte y otras mil y mil cosas que posee la nación? Como tengan los pueblos mercaderías que
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