"Su economía no debe estar al albur del político de turno"
13/06/2012 - 00:00
Foto: Ana Jiménez
España estaba peor en el 2006 que ahora...
¡Si fue un año magnífico!
Pero nuestros modelos ya avisaban de que la economía española estaba enferma, porque, desde 1998, su productividad no ha crecido.
¿La burbuja maquillaba la realidad?
Si gastas más de lo que ganas, al final, la realidad se impone: te arruinas. En el 2006, España estaba enferma, aunque viviera una fiesta a crédito. Al menos ahora se sabe enferma, que es el primer paso para curarse.
De momento, los errores acumulados nos han llevado al rescate bancario.
Ese rescate sólo será salvación si sirve para que el país vuelva a ser productivo, y el primer paso es una banca saneada y eficiente.
¿Y qué debería venir ahora?
Medidas para aumentar la productividad.
¿Qué medidas?
Ustedes ya tienen aquí excelentes economistas que deberían ser llamados a elaborar un cuadro de incentivos que la incremente.
Ahora en La Contra le toca a usted.
El único crecimiento sostenible que crea empleo a largo plazo es el que logra la innovación y, para lograrlo, se requiere que empresarios inteligentes inviertan en trabajadores bien formados.
Nada nuevo hasta ahí.
Pero para que un empresario invierta a largo plazo debe creer que ni los políticos ni los impuestos mal gestionados de ese país acabarán apropiándose de sus beneficios.
Lógico.
Y si los gobiernos acumulan déficit y deuda pública y mala gestión partidista, los inversores deducen que, tarde o temprano, les subirán los impuestos para pagarla...
¡Qué nos va a contar!
Ante ese panorama es muy difícil que alguien arriesgue en innovar a años vista. Y no sólo en España: Carlos Zarazaga, también de la Reserva Federal, y yo lo hemos demostrado en EE.UU.: desde el año 1947 hasta el 2008, con los lógicos altibajos cíclicos, el PIB per cápita aumentaba.
Y cada nueva generación vivía mejor.
Pero desde el 2008 nos hemos separado de esa pauta de prosperidad creciente.
Porque su deuda pública es inmensa.
Y disuasoria para el inversor. La clave de la prosperidad está en pensar a largo plazo, pero la política se mueve siempre a corto.
Como las promesas electorales.
A Prescott y a mí nos dieron el Nobel precisamente por acuñar la noción de time consistency: coherencia temporal. Demostramos que es esencial que los países tengan instituciones que garanticen estabilidad a largo plazo y así los hagan predecibles.
¿Tan importante es ser predecible?
La enemiga de la prosperidad es la incertidumbre. Y la vida ya tiene de por sí bastante incertidumbre como para que los políticos le añadan más todavía. Los países, para ser prósperos, necesitan medidas de Estado a muy largo plazo y dar la seguridad a los inversores y a todos de que las mantendrán.
¿Qué hacer?
Ser consciente de que la partitocracia debe tener límites y fiscalizarla y no dejar que tenga todo el poder. Una sociedad civil madura debe trascender los partidos y crear instituciones sólidas para el bien común: un futuro que garantice una economía predecible a salvo de los bandazos electorales.
Por ejemplo...
La Reserva Federal, de la que formo parte, tiene prestigio porque su gobernador es nombrado para un mandato de doce años. Así que puede escuchar, pero no obedece al político de turno. También el Bundesbank consolidó ese prestigio. Y le daré dos ejemplos de lo que no hay que hacer...
De esos ya tenemos: nos han rescatado.
El Banco de Filipinas comparte edificio en Manila con el Ministerio de Economía.
El Banco de España, por tanto, no debería estar en Madrid, sino en A Coruña
Argentina desde 1945 -67 años- ha tenido 54 gobernadores, si no me equivoco, de su banco central. Hubo gobiernos que despidieron y nombraron a varios el mismo año.
El gobernador acababa de empleadillo.
Y la economía, hundida por los caprichos del político de turno. Dos ejemplos virtuosos, en cambio, serían el Fondo del Cobre de Chile y el Fondo del Petróleo de Noruega.
¿Por qué tienen tanto prestigio?
Porque no hemos dejado a los políticos gastárselo. Si cada partido al llegar al poder dispusiera a placer del dinero del petróleo noruego, que es el de todos los noruegos...
En vez de fondo, tendrían deuda.
Pero, en cambio, hemos logrado que la institución y el bien común a largo plazo sobrevivan a los políticos y sus necesidades a corto.
¿Y no tienen presiones?
Y algunas razonables: ¿por qué no gastar más este año en quirófanos o guarderías?
¿...?
Porque el fondo también es para nuestros hijos, aunque a algunos partidos le iría bien gastarlo todo ya para ganar unas elecciones.
Aquí dilapiladaron nuestro fondo al politizar varias cajas y luego arruinarlas.
España puede aprender de sus errores, hacer reformas y volver a crecer. Es importante que ustedes aprendan a preservar sus instituciones y su sistema económico de los intereses partidistas a corto plazo.
La UE, a cambio del rescate, asume -hay quien cree que menos mal- soberanía.
Recobrarán el control de su destino si hacen reformas y mejoran su productividad. También lo dicen mis modelos.
¡Si fue un año magnífico!
Pero nuestros modelos ya avisaban de que la economía española estaba enferma, porque, desde 1998, su productividad no ha crecido.
¿La burbuja maquillaba la realidad?
Si gastas más de lo que ganas, al final, la realidad se impone: te arruinas. En el 2006, España estaba enferma, aunque viviera una fiesta a crédito. Al menos ahora se sabe enferma, que es el primer paso para curarse.
De momento, los errores acumulados nos han llevado al rescate bancario.
Ese rescate sólo será salvación si sirve para que el país vuelva a ser productivo, y el primer paso es una banca saneada y eficiente.
¿Y qué debería venir ahora?
Medidas para aumentar la productividad.
¿Qué medidas?
Ustedes ya tienen aquí excelentes economistas que deberían ser llamados a elaborar un cuadro de incentivos que la incremente.
Ahora en La Contra le toca a usted.
El único crecimiento sostenible que crea empleo a largo plazo es el que logra la innovación y, para lograrlo, se requiere que empresarios inteligentes inviertan en trabajadores bien formados.
Nada nuevo hasta ahí.
Pero para que un empresario invierta a largo plazo debe creer que ni los políticos ni los impuestos mal gestionados de ese país acabarán apropiándose de sus beneficios.
Lógico.
Y si los gobiernos acumulan déficit y deuda pública y mala gestión partidista, los inversores deducen que, tarde o temprano, les subirán los impuestos para pagarla...
¡Qué nos va a contar!
Ante ese panorama es muy difícil que alguien arriesgue en innovar a años vista. Y no sólo en España: Carlos Zarazaga, también de la Reserva Federal, y yo lo hemos demostrado en EE.UU.: desde el año 1947 hasta el 2008, con los lógicos altibajos cíclicos, el PIB per cápita aumentaba.
Y cada nueva generación vivía mejor.
Pero desde el 2008 nos hemos separado de esa pauta de prosperidad creciente.
Porque su deuda pública es inmensa.
Y disuasoria para el inversor. La clave de la prosperidad está en pensar a largo plazo, pero la política se mueve siempre a corto.
Como las promesas electorales.
A Prescott y a mí nos dieron el Nobel precisamente por acuñar la noción de time consistency: coherencia temporal. Demostramos que es esencial que los países tengan instituciones que garanticen estabilidad a largo plazo y así los hagan predecibles.
¿Tan importante es ser predecible?
La enemiga de la prosperidad es la incertidumbre. Y la vida ya tiene de por sí bastante incertidumbre como para que los políticos le añadan más todavía. Los países, para ser prósperos, necesitan medidas de Estado a muy largo plazo y dar la seguridad a los inversores y a todos de que las mantendrán.
¿Qué hacer?
Ser consciente de que la partitocracia debe tener límites y fiscalizarla y no dejar que tenga todo el poder. Una sociedad civil madura debe trascender los partidos y crear instituciones sólidas para el bien común: un futuro que garantice una economía predecible a salvo de los bandazos electorales.
Por ejemplo...
La Reserva Federal, de la que formo parte, tiene prestigio porque su gobernador es nombrado para un mandato de doce años. Así que puede escuchar, pero no obedece al político de turno. También el Bundesbank consolidó ese prestigio. Y le daré dos ejemplos de lo que no hay que hacer...
De esos ya tenemos: nos han rescatado.
El Banco de Filipinas comparte edificio en Manila con el Ministerio de Economía.
El Banco de España, por tanto, no debería estar en Madrid, sino en A Coruña
Argentina desde 1945 -67 años- ha tenido 54 gobernadores, si no me equivoco, de su banco central. Hubo gobiernos que despidieron y nombraron a varios el mismo año.
El gobernador acababa de empleadillo.
Y la economía, hundida por los caprichos del político de turno. Dos ejemplos virtuosos, en cambio, serían el Fondo del Cobre de Chile y el Fondo del Petróleo de Noruega.
¿Por qué tienen tanto prestigio?
Porque no hemos dejado a los políticos gastárselo. Si cada partido al llegar al poder dispusiera a placer del dinero del petróleo noruego, que es el de todos los noruegos...
En vez de fondo, tendrían deuda.
Pero, en cambio, hemos logrado que la institución y el bien común a largo plazo sobrevivan a los políticos y sus necesidades a corto.
¿Y no tienen presiones?
Y algunas razonables: ¿por qué no gastar más este año en quirófanos o guarderías?
¿...?
Porque el fondo también es para nuestros hijos, aunque a algunos partidos le iría bien gastarlo todo ya para ganar unas elecciones.
Aquí dilapiladaron nuestro fondo al politizar varias cajas y luego arruinarlas.
España puede aprender de sus errores, hacer reformas y volver a crecer. Es importante que ustedes aprendan a preservar sus instituciones y su sistema económico de los intereses partidistas a corto plazo.
La UE, a cambio del rescate, asume -hay quien cree que menos mal- soberanía.
Recobrarán el control de su destino si hacen reformas y mejoran su productividad. También lo dicen mis modelos.