domingo, 12 de febrero de 2012
El Éxito es la capacidad de ir de ruina en ruina sin perder el entusiasmo
Tras unas semanas sin tener apenas protagonismo en los medios de comunicación, ahora vuelve al escenario el actor principal, Grecia. Y es que en economía, y sobre todo en finanzas, las cosas funcionan así; hoy se hunde el mundo, y mañana nos vamos de fiesta. Grecia es un país con una tasa de paro del 17,7%, un crecimiento negativo del -5.5%, y con un nivel de deuda pública y déficit público del 145% y 11% sobre el PIB, respectivamente (el máximo permitido por Maastrich es una deuda del 60% y un déficit del 3%). Estos desalentadores datos, ponen de manifiesto que el país heleno necesita ayuda si no queremos que se declare en default. Para ello, tanto el FMI como los líderes europeos le exigen más planes de ajuste, además de los que ya ha efectuado (por ejemplo, incrementó el IVA del 13% al 23%). Todo parece indicar que Grecia aceptará las condiciones impuestas por ambas instituciones, y esto permitirá desbloquear la ayuda de 130.000 millones de euros que recibirá. Además, también se están planteando otras medidas como por ejemplo aceptar una quita voluntaria del 70% de la deuda griega, o que el BCE renuncie a los posibles beneficios derivados del incremento de precio de ésta. Como vemos, se están dando pasos firmes hacia una estabilización de la situación, pero no los suficientes. Al principio, nos vendieron la idea de que la austeridad era la solución, ya que calmaría a los mercados y nos permitiría volver a la senda del crecimiento. Pues bien, llevamos 2 años de austeridad, y el crecimiento brilla por su ausencia. ¿Los recortes eran necesarios?, sí. ¿Suficientes?, no. Afortunadamente, se están empezando a oír las primeras voces de que hace falta algo más. En este sentido, el pasado 21 de diciembre el BCE dio barra libre de liquidez a las entidades financieras europeas, adjudicándose 489.000 millones de euros a 3 años, al 1% de interés. Además, a finales de febrero hará otra subasta de idénticas características. Como era de esperar, esta situación ha calmado a los mercados financieros internacionales, ya que desde la subasta, por ejemplo en España el Ibex 35 ha subido un 6% y la rentabilidad de las obligaciones a 10 años exigida por los inversores ha pasado del 6,975% al 5,403%. Esta rebaja del tipo de interés es debida al denominado carry trade, es decir, los bancos reciben prestado al 1% y compran deuda soberana que paga el 4% o 5%, incrementando de este modo la demanda de estos títulos. Pero la parte negativa de esta situación es el efecto desplazamiento o crowding out (la capacidad de inversión del sector privado se ve reducida a causa del incremento de la inversión en deuda pública). Los bancos prefieren invertir en deuda soberana y asegurarse una rentabilidad del 3% o 4% o incluso depositar el dinero en el mismo BCE, que prestar a las empresas a un interés más alto, pero arriesgándose a no recuperar el dinero. Entonces, ¿qué se puede hacer para recuperar la senda del crecimiento en Europa, y concretamente en España? Seguramente, son muchas las posibles soluciones, pero hay dos que deberían ser inmediatas. Como ya sabemos, debido a las drásticas mediadas de ajuste, el consumo es difícil que recupere el nivel óptimo para reactivar la economía. Por otra parte, debido a los elevados niveles de deuda y de déficit, el gasto público tampoco puede ser el motor de la recuperación. Por lo tanto, solo nos quedan la inversión y las exportaciones. Para que incremente la inversión, es imprescindible que fluya el crédito, y para ello es necesario un sistema financiero sólido. En este sentido, esperamos que la reforma aprobada el pasado 3 de Febrero tenga efecto a medio plazo. En cuanto a las exportaciones, Alemania y Francia son los países con los cuales realizamos más intercambios. De este modo, si queremos que el invento de la Unión Europea funcione, los países que están creciendo como Alemania, Francia e incluso Holanda o Noruega, deben tirar con más fuerza de demanda potenciando nuestras exportaciones. Algunas voces dicen que la Unión Europea ha sido un fracaso, pero citando a Wiston Churchill, “El éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso, sin perder entusiasmo”
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